Capítulo 121 Sangre de verdad
La habitación estaba a media penumbra, iluminada por el resplandor del televisor y los monitores que lo rodeaban. Nathan desvió la mirada hacia el reloj digital en la pared: 3:47 AM. Los sedantes se disipaban, dejando amargura en su boca y una niebla espesa en su mente.
El televisor murmuraba entre el zumbido de los equipos médicos y el silbido del oxígeno. Un hormigueo recorría sus extremidades, como si miles de diminutas criaturas reptaran bajo su piel.
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