Capítulo 258 El viejecito y el perro
Esa noche, los dos estaban inusualmente salvajes y sincronizados, como si estuvieran tratando de compensar todo lo que se habían perdido en los últimos días.
¿El resultado? Sierra apenas podía mantener los ojos abiertos cuando llegó a la escuela a la mañana siguiente. No paraba de bostezar.
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