Capítulo 188 El amor duro de mamá
Ellis sentía que alcanzó su límite de gasto en el alquiler. Si Easton lograba meterse otra vez a su nuevo departamento, juró que lo metería en un saco y lo golpearía hasta que su propia madre no lo reconociera. Después de amueblar su nuevo hogar, Ellis se acostó en el sofá como una criatura sin esqueleto, por completo agotada.
No tenía ganas de moverse, pero su teléfono no dejaba de sonar. Un colega que estaba en la oficina la bombardeaba con preguntas sobre los preparativos para la ceremonia de inauguración del día siguiente, lo que le impedía relajarse. Por fin, decidió volver a la oficina ella misma para solucionar cualquier posible descuido.
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