Capítulo 356 Déjame ayudarte
El rostro de Allan se volvió de un tono alarmante de azul al escuchar esas palabras. La furia recorría sus venas, y gritó: "¡Guardias! ¡Devuelvan a Cristina de inmediato!"
Heidi se levantó de su asiento y acarició suavemente la mano de Cristina, su voz calmada pero firme. "Vuelve por ahora. Servir a la dueña de la casa es tu deber, no te excedas."
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