Capítulo 370 El traductor inesperado

Toda la noche estuvo llena de sueños surrealistas y fragmentados, ninguno de ellos formando una historia coherente. En uno de los sueños, Miranda sostenía en brazos a un bebé regordete y sonriente. Detrás de ella se encontraba un hombre alto y gentil, rodeándola suavemente por la cintura, recordándole en voz baja que tuviera cuidado al caminar. Pero cuando ella se volvió para mirarlo, él desapareció. Todo lo que quedaba era un campo interminable de hierba salvaje, que se extendía hasta donde alcanzaban sus ojos. No había rastro del hombre, nadie a quien recurrir.