Capítulo 140 Razonar contigo es inútil
Amalia permaneció en el auto sin hacer ademán de salir. En lugar de eso, centró su atención en el vehículo que la había estado siguiendo. Al parecer, el conductor de aquel auto se había dado cuenta de que lo había estado siguiendo. Tras una breve vacilación, la figura que iba dentro se apeó.
Era Angelica, que se acercaba taconeando con elegancia. Llevaba un atuendo impecable que destilaba sofisticación e inteligencia. Al volver a ver a Angelica, el rostro de Amalia se endureció.
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