Capítulo 14 Soy una mujer intrigante
Ella levantó la vista hacia él. En ese momento, la camisa blanca de Mateo estaba metida dentro de sus pantalones a medida, mostrando su imponente estatura y sus largas piernas rectas. El aura de nobleza que irradiaba de su interior se veía acentuada por la penumbra. Amalia parpadeó. Tenía que reconocer que Mateo era en realidad guapo.
Era incluso más guapo que su estrella de cine favorita. A todo el mundo le gustaba admirar las cosas bellas, y ella no era una excepción.
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