Capítulo 134 Vacunación antirrábica
Aunque las palabras de Amalia eran tentadoras, había una clara sensación de confusión en sus ojos. De repente, Mateo pensó en algo. Se quitó de inmediato la pulsera de monedas de bronce rojo de la mano y volvió a colocarla en la muñeca de Amalia. Amalia estaba inquieta y poco dispuesta a cooperar, seduciéndolo adrede.
La disparidad de fuerzas entre el hombre y la mujer era evidente. Mateo tomó la mano de Amalia y le ató rápido la pulsera de cuerda roja a la muñeca. Cuando la pulsera de cuerda roja volvió a caer sobre la muñeca de Amalia, ésta dejó de inquietarse. Poco a poco, una luz claramente suya empezó a brillar en sus ojos desconcertados.
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