Capítulo 53 Quejarse a mi jefe
—Soy tu tercer hermano. ¿Has perdido la cabeza? ¡Suéltame! ¿Qué demonios has estado aprendiendo ahí fuera? Cuando llegaste a casa, parecías buena, educada y una buena hermanita. Ahora, te apresuras a recurrir a la violencia. ¿En qué te diferencias de un matón? —acusó Samuel con rabia.
—Deja ir a Samuel, Amalia. Mi paciencia tiene un límite. Si me enfadas más, yo, Aarón, me negaré en redondo a reconocerte como mi hermana a partir de hoy. —Aarón estaba decidido a enseñar a Amalia una lección. No podía permitirse darle ninguna oportunidad de causar problemas a la Familia Leyva.
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