Capítulo 16 Quizá me interese Jorge
Por el camino, el taxista charlaba emocionado sin parar. Si no fuera por el miedo a que le pusieran una multa por exceso de velocidad, se atrevería a pedirle a Isabella que le llevara a dar una vuelta en su auto.
Él también tenía el sueño de correr cuando era joven. Isabella, bañada por la fresca luz de la luna, navegó por la ruinosa zona residencial. El tenue aroma de las flores de osmanthus llegaba desde un patio lejano y permanecía en la punta de su nariz, negándose a disiparse.
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