Capítulo 89 Ponlo a mi nombre
Isabella, que estaba almorzando, solo asintió como respuesta.
—Gracias a mi preciosa hija, ya no tengo que trabajar en esa vieja fábrica. Ahora puedo quedarme en casa y disfrutar de la vida cada día —añadió Eleonora. Era evidente que llevaba dos meses viviendo una vida cómoda. Eleonora tenía un aspecto radiante e incluso llevaba pendientes de oro—. ¿Sabes que a Lilia también la aceptaron en la Universidad Triunfal? No tengo de qué preocuparme desde que se tienen la una a la otra en la universidad. Lilia se inscribió hace unos días. Quería que ella te esperara, pero mencionó que algo estaba pasando en la escuela.
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