Capítulo 178 Señorita Jaramillo, ¿qué la trae por aquí?

Las luces de este crucero no eran tan brillantes y coloridas como las de otros, pero era el más grande de todos, con cinco pisos de altura, empequeñeciendo por completo al resto. Incluso cuando estaba atracado, llamaba la atención sin esfuerzo. La gente empezó a subir poco a poco, con paso firme y vestimenta discreta. Todos eran hombres, lo que daba la impresión de que se trataba de la tripulación del barco y no de pasajeros en busca de ocio. Hacia las diez, el crucero se puso en marcha y se deslizó poco a poco hacia el centro del río. En la sala de conciertos sonaba una suave música instrumental; Julián, demasiado precavido, ni siquiera contrató una banda o un pianista. Además de la gente de la Sombra Oscura, todos a bordo estaban bajo sus órdenes.