Capítulo 145 Confías demasiado
El sol apenas comenzaba a iluminar la mansión cuando Isabella despertó, sintiéndose extrañamente enérgica. Después de una ducha rápida y vestirse con un traje ejecutivo en tonos negros, con un suspiro, observó a Francesco dormido, tomó el portafolio y bajó a desayunar.
La mesa estaba vacía, como esperaba. Ana y Sofía, estaban preparando la mesa. Ana le sirvió café recién hecho. — ¿Tan temprano, mi niña? —preguntó con una sonrisa.
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