Capítulo 40 Lo que es igual no es trampa
Horas más tarde, Carter y el resto del equipo llegaron al hospital para saber cómo seguían Isabella y Leonardo. La atmósfera en el lugar estaba cargada de nerviosismo y esperanza. El aire, frío y estéril, olía a desinfectante, y los sonidos de máquinas pitando y el murmullo de conversaciones lejanas llenaban el ambiente.
—Francesco, ¿cómo están Isabella y Leonardo? —preguntó Carter apenas entró, su voz tensa y preocupada.
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