Capítulo 587 Sueños rotos
Al escuchar la risa de Helena, el gran tigre blanco quiso gruñirle. A medio camino, sin embargo, recordó sus poderosas bofetadas y cerró el hocico en silencio. Entonces, le dio la espalda, mostrando su trasero hacia ella, incluso pateando el suelo dos veces con sus patas traseras, mostrando su fastidio.
Helena tomó una rama de árbol tan gruesa como un brazo y la lanzó con fuerza hacia el tigre blanco.
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