Capítulo 529 El verdadero inocente
Gavino se agachó de repente, sus dedos agarraron con fuerza el cuello de Milena, sus ojos ardían de ira.
—Por protegerte corrí el riesgo de que me arañaran los monos y de que me subiera la fiebre. Pero toda la noche actuaste como si yo no existiera, ni siquiera me reconociste. Al día siguiente, mentiste y fingiste ser mi salvadora, poniéndome en contra de la persona que sí me había salvado. Cuando estaba herida y luchaba en el río, incapaz de llegar a la orilla, no te importó en absoluto. No fue sólo negligencia; impediste activamente que otros me ayudaran. ¿Tanto deseabas que muriera?
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