Capítulo 232 Estaba realmente aterrorizado
Tito llegó a casa a altas horas de la noche y se unió a una videollamada en grupo con Heraldo y León. Cuando entró en su habitación, se sobresaltó al ver a Judea sentada, con el rostro iluminado por la tenue luz de una lámpara de escritorio. El corazón le dio un vuelco y lamentó no haber cerrado la puerta antes de salir. A pesar de sentirse incómodo, entró.
La cámara de su teléfono cambió para mostrar a Judea, sorprendiendo tanto a Heraldo como a León, que permanecieron en silencio, observando cómo se desarrollaba la escena.
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