Capítulo 238 Amenaza
Cuando Daniel salió de la casa, su presencia era imponente, como la de un elegante guepardo listo para saltar. Su alta estatura irradiaba confianza y su mirada penetrante se clavó en Silverio con una intensidad gélida que le produjo escalofríos. Con una sola mirada, Silverio sintió el escalofrío de la mirada de Daniel penetrar hasta sus entrañas.
—Es tu hermana, e incluso he salvado a tu hijo. Parece que no hemos pedido nada a cambio. ¿Es así como tratas a tu propia familia? —Las palabras de Daniel flotaban con pesadez en el aire, sus ojos fijos en Catalina con una intensidad inquebrantable.
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