Capítulo 53 Hay alguien que puede salvarlo, ¡es mi maestro!
La repentina recaída de Ricardo hizo que Sebastián, que se había mostrado escéptico, le creyera de inmediato.
Al ver a Ricardo retorcerse de dolor en el suelo, Sebastián se agachó rápidamente para tomarle el pulso. Algunas enfermedades eran indetectables cuando no estaban brotando.
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