Capítulo 1460 No hay razón para quitármelo
Al oír eso, Jean la abrazó aún más fuerte, enterrando su rostro en su hombro y respirando profundo. El sutil aroma que era exclusivamente suyo llenó sus fosas nasales, calmando poco a poco las tumultuosas emociones en su corazón.
El sol había salido por completo, sus rayos brillaban a través de la ventana y llenaban la habitación de luz. Cuando llegaron Adriana y Chad, Neera y Jean ya habían empezado a desayunar.
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