Capítulo 11 Tendrán un papá
De vuelta en el hotel, Neera telefoneó a su tía Adriana, quien vivía en el extranjero, y le relató los acontecimientos en la residencia de la familia García. Adriana mostró desaprobación tras escuchar la historia.
—Siempre sospeché que tenía algún plan al pedirte que regresaras a Kingsview, pero no me esperaba esto... Nunca tiene en cuenta tu felicidad.
Neera no compartía tanto la decepción de su tía. De todas formas, no esperaba que su padre se preocupara por ella. Si lo hubiera hecho, no la habría expulsado de casa y roto todo contacto durante seis años. Parecía que solo se acordaba de ella cuando podía reportarle algún beneficio económico.
A pesar de la amargura hacia su padre, Neera mantuvo la calma.
—No te preocupes, tía Adriana. No aceptaré ese matrimonio... Encontraré otra manera de reclamar lo que legítimamente me corresponde. Nadie puede arrebatar lo que me pertenece por derecho.
—Tengo fe en ti —respondió Adriana, sintiendo lástima por Neera. Su hermano mayor, Alfonso, había sido cruel con la pobre chica. Aunque Neera había sufrido, también había sabido forjarse un camino.
Por mucho que Adriana se indignara, no tenía sentido remover el pasado. Eso solo entristecería a Neera. Cambió de tema y preguntó:
—¿Te has adaptado a la vida en Kingsview? ¿Ya encontraste alojamiento? ¿Cómo están los trillizos?
Neera sonrió y respondió:
—Hasta ahora todo va bien. Seguimos en el hotel porque nuestros fondos están congelados por el momento. Todavía no puedo comprar una casa, pero en unos días buscaré un departamento en alquiler. En cuanto a los trillizos, siempre están planeando su próxima aventura. Parecen más turistas que cualquier otra cosa.
Adriana sonrió.
—Ya solo llevas dos días fuera, pero ya los extraño. Te ayudaré a resolver el tema de la vivienda. Tengo una amiga que está a punto de mudarse al extranjero y quiere vender su mansión. La ubicación es ideal, y los muebles son nuevos. Puedes mudarte allí por ahora y pagar cuando tengas acceso a tus fondos.
Neera quería rechazar la oferta de su tía para no molestarla, pero después de considerar la cita con la familia Beauvort, decidió aceptarla.
Aunque estaba pensando en cancelar la cita, no era porque no le agradara la familia Beauvort, sino porque no quería involucrar a la familia García en su situación.
Asintió y dijo:
—Gracias, tía Adriana.
—¡No sabía que podías ser tan educada! —bromeó Adriana.
Neera sonrió. Charlaron un rato antes de finalizar la llamada.
Después de colgar, Adriana envió un mensaje a Harvey.
—¡Harvey! Ya he hecho lo que me pediste. He pagado la casa en el número 2 de Imperial Gardens que querías. Pero, ¿por qué le ocultas esto a tu madre? ¿Qué planean los tres ahora?
Harvey sonrió al recibir el mensaje y respondió:
—Nada especial. Solo quiero darle una sorpresa a mamá. Gracias por tu ayuda, tía abuela Adriana. Por favor, mantén el secreto, ¿de acuerdo?
Adriana no podía negarse a la petición de Harvey.
Había una razón por la que Harvey quería esa casa. Era porque... ¡Jean vivía en el número 1 de Imperial Gardens! Estaba al lado de su futura casa.
Por supuesto, Neera no sabía nada de eso.
Al regresar al hotel, Neera le dijo a Sammy:
—Ayúdame a cancelar la cita con la familia Beauvort.
Los trillizos quedaron atónitos al escucharlo. Harvey mantuvo la calma y preguntó:
—¿Por qué, mamá? ¿Hay algún problema con la cita?
—No... Tengo mis razones para cancelarla. La familia Beauvort deberá buscar a alguien más para resolver su problema. Estoy segura de que tienen suficiente riqueza para hacerlo.
Sammy no estuvo de acuerdo e intentó convencerla:
—Deberías reconsiderar tu decisión, mamá. ¿Estás segura de que quieres rechazar 50 millones de dólares? Además, si cancelamos la cita ahora, podrían llevarse una impresión negativa de nosotros.
Penny también intentó persuadir a Neera:
—Sí, mamá. No está bien faltar a tu palabra. He escuchado que el paciente está en una situación en verdad crítica, y deben haber agotado todas sus opciones antes de buscarte. Además, ¿no tienes un juramento profesional para ayudar a la gente?
Neera se sintió un poco culpable. Sabía que no era muy profesional cancelar la cita en este momento, pero le repugnaba mucho lo que la familia García estaba tramando. No podía prever nada bueno si seguía involucrada en eso. Mantuvo su decisión:
—Lo siento, mis amores. Tengo mis razones para cancelar esta cita. Pensaré en otras formas de ganar dinero, ¿está bien? Además... pronto empezaré a trabajar en el laboratorio de investigación de mi tía Adriana y no tendré tiempo para nada más.
Los trillizos no sabían qué hacer, dado que su madre ya había tomado una decisión. Harvey fue el primero en hablar:
—Está bien. Si eso es lo que has decidido, lo aceptaremos. Al fin y al cabo, pronto seremos vecinos de... "papá". Habrá oportunidades para que trates a Jean, y después de eso, reunirnos con el padre ya no será un sueño.