Capítulo 1250 No quiero perderlo
Adriana examinó las pequeñas heridas de la palma de la mano y reflexionó sobre su lesión en el hombro, que la hizo suspirar de frustración.
—Tenía la esperanza de proporcionarte una vida tranquila de niña, pero tu tío insistió en traspasarte el liderazgo de la familia, exponiéndote a numerosos peligros y repetidos ataques. No puedo creer que él… Si ahora no estuvieras sana y salva, tendría que haber discutido en definitiva con tu tío.
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