Capítulo 58 Te daré un masaje
Seguía siendo asombrosamente apuesto incluso mientras yacía en la cama. Vestía un pijama gris con algunos de los botones desabrochados, revelando sus marcados pómulos y su pecho. Su atractivo era innegable. «Sí, es guapo; luce bien en cualquier posición».
Neera llamó a la puerta y entró solo después de escuchar su permiso:
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