Erendel
Se había marchado de la recámara de su esposa con premura usando la bata interior que llevaba, no importaban sus vestimentas si el reino podía estar en peligro. Ninguno de sus guardias lo miró dos veces al entrar a la sala del consejo y los lores que ya se encontraban reunidos, iban vestidos con algo parecido a lo que él llevaba. Las miradas en todos los rostros eran parecidas: llenas de negatividad y cansada resignación.
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