Capítulo 8 Solo un deseo

Erendel El consejo de la corte se había reunido. Nadie había consultado con él, solo le habían comunicado de la reunión como si él no fuera el rey de Voramir. Su ira se había despertado de inmediato al enterarse de aquel ultraje contra su imagen y su fuerza, pero había optado por usar las noticias a su favor para poder controlar mejor la situación. Era su padre quien le había enseñado que las mejores peleas eran las que podías ganar solo usando tu nombre. Caminó por los pasillos del palacio hasta llegar a la cámara del consejo. Él era quien residía las reuniones y estaba prohibido iniciarlas mientras el rey no estuviera presente, por lo que sabía que al llegar solo encontraría un profundo silencio. Tyre como su capitán de la guardia iba a su lado. Su mejor amigo no había hablado con él luego de las palabras que se habían dicho fuera de la recámara de su esposa, pero sabía que podía contar con su apoyo incondicional. Era la única persona a la que le confiaba su vida, así que, ambos atravesaron las puertas de la cámara sin mirar a nadie a los ojos. Caminó directamente hasta la silla central de la mesa y se sentó con gran parsimonia. Esperaba que su entrada fuera dramática y digna de un rey, porque era exactamente lo que deseaba demostrar. -Doy inicio a esta reunión ahora -anunció viendo por fin los rostros de su consejo. Algunas de las miradas parecieron mostrar vergüenza y eso lo calmó solo un poco. Muchos de los hombres sentados allí eran servidores de los cuatro lores que residían junto a él el gran consejo de Voramir. -Sé que esta reunión fue convocada con un extraño proceder, majestad -inició Lord Myr como siempre conciliador -me disculpo en nombre de todos los presentes este día. -Supongo que debieron tener excelentes razones mi Lord -respondió él mostrando su inconformidad -yo también podría tenerlas. Es sencillo llamar a una reunión del consejo, lo difícil es controlarla o iniciarla sin la presencia del rey. -Por supuesto -convino Lord Myr pareciendo escarmentado. Un silencio intenso se hizo presente en la mesa y parecía que los lores del consejo habían perdido lo valentía que los había hecho convocar aquella reunión. -Hay un asunto importante que queremos discutir con usted, majestad -dijo Lord Talys levantándose de la mesa -uno que concierne al consejo y a todo el reino. -Habla entonces -ordenó él recostándose en la silla -atendamos este asunto tan importante para que pueda regresar a mis deberes. La seguridad del palacio debe ser reforzada al igual que los guardias de Voramir deben ser recompensados por su ardua labor. -Agradecemos su preocupación por nuestra seguridad, majestad -continuó Talys -pero hay un asunto que ha sido ignorado por demasiado tiempo y este consejo desea abordarlo ahora. -¿Cuál asunto? -preguntó él comenzando a perder la poca paciencia que le quedaba. Lord Talys pareció perder la fuerza luego de su respuesta irritada. -Su heredero, majestad - afirmó por fin Lord Evar, el consejero más antiguo. Aquel hombre había servido a su abuelo en sus últimos días, la vida entera de su padre y ahora le aconsejaba a él. Había creído que se retiraría en algún momento, pero parecía querer permanecer en el puesto hasta el día de su muerte. -Es sabido que no poseo un heredero, Lord Evar -respondió él con enojo en la voz -no veo como ese podría ser un asunto del consejo. -Me temo que lo es, majestad -insistió Lord Evar sin dejar de mirarlo -han pasado cuatro largos años desde que su esposa fue entregada al palacio de Voramir y desde ese momento no ha habido ni siquiera la sombra de un heredero para el reino. La ausencia que ha creado esta falta comienza a ser una preocupación real. -Me place informarle al consejo que este asunto no debe ser una preocupación para ustedes -masculló él con irritación. -¿Quiere decir que la princesa está cargando a su heredero, majestad? -inquirió Lord Ary de Sone, el último representante líder de su consejo -pero esa es una noticia para celebrar. -Rhainys no está embarazada -negó él de inmediato. Un silencio tenso llenó la cámara y sus consejeros se llenaron de una tensión enojada que lo puso en alerta. -Lo lamento, majestad -dijo Lord Evar -pero si la princesa no está llevando a su hijo en este momento, ¿cómo podría el consejo dejar de preocuparse por este tema? -Porque lo que decida hacer en mi cama no es asunto del consejo -casi gruñó el rey. -Y tiene razón, majestad -convino Lord Myr -sin embargo, no hablamos de sus actividades de cama. Discutimos sobre su hijo primogénito, el heredero que por deber le entregará al reino para que gobierne cuando usted ya no pueda hacerlo. Su esposa comparte esta responsabilidad. -Y ninguno de los dos parece dispuesto a cumplirlo -finalizó Lord Ary sin avergonzarse de sus palabras. Intentó calmarse para evitar explotar y mostrar su ira con tanta claridad. -La unión con Rhainys fue un acuerdo de mi padre para evitar la guerra con Venintus, una que no funcionó -dijo él sin alzar la voz -un heredero de nuestra unión jamás fue pensado para reinar Voramir. -Pero necesita un heredero, majestad -insistió Lord Evar -es imperativo, para que la poca paz que hemos ganado en los últimos años no se vea amenazada por una guerra civil. Erendel frotó su rostro con frustración. -El pueblo de Voramir creyó que luego de la traición del rey Ehgar, usted usaría a su hija como un ejemplo de castigo -le dijo Lord Ary directamente -y de ese modo poder tomar una nueva reina y concebir los herederos que el trono necesita. Acabar con su vida sería un acto de bondad. Nadie se atrevió a decir una sola palabra más al notar su expresión de ira. No podía creer que el consejo estuviera comentando la muerte de su esposa con tanta ligereza. Él se levantó de la silla con lentitud, sus manos vueltas puños y sus ojos llenos de oscuridad. -¡No existirá otra reina! -afirmó él con fuerza para que todo el consejo lo escuchara -Rhainys de Venintus es mi esposa y lo continuará siendo hasta el día de mi muerte. No volveré a escuchar una palabra más de este tema. Y con respecto al heredero, lo tendrán. Se marchó con pasos que resonaron en el la cámara junto a los latidos de su corazón. ֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎ Rhainys Se arreglaba ese día con la ayuda de su nueva doncella. La mujer era nacida en Voramir y criada para cumplir con su deber. No podría decir que era amable con ella, pero no la trataba como si su compañía fue motivo de desagrado. Tenía la teoría de que era porque Myril no había nacido en la capital, aquella doncella pertenecía a una de las ciudades en el oriente del país y sus diferencias la hacían interesante. Terminaba de peinar su pelo con un intrincado peinado que al parecer era tradicional de las mujeres de Voramir y que nunca había llevado. Todo su guardarropa había sido cambiado para deshacerse de los vestidos gastados que había usado desde su llegada al reino, y llenarse con nuevos modelos que usaban los cortes, colores y estilos de Voramir. Sus zapatos habían terminado en el mismo camino e incluso sus modales comenzaban a cambiar para seguir las normas que su nueva doncella estaba enseñándole. Podía, al menos, sentirse orgullosa de sus esfuerzos. -El palacio parece lleno de actividad este día -comentó su doncella con una mueca al terminar su peinado. -¿No es eso bueno? -inquirió ella confundida por su expresión. -Solo hay dos razones por las que un lugar como este se llenaría de una algarabía tan intensa, mi señora -explicó la mujer mirando al exterior por las pequeñas ventanas que daban al jardín -la guerra ha llegado de nuevo a las fronteras o algo ha sucedido con el rey. Ninguna de las dos posibilidades suele augurar nada bueno, sobre todo para usted que es la reina consorte. -Nadie en este palacio me considera reina, Myril -informó ella con seriedad -soy la princesa de Venintus, nada más. Si cambias ese hecho, te rechazarán tanto como a mí. Debes saberlo. -Estoy aquí para ayudarla a cambiar, mi señora -afirmó la doncella mirándola directamente desde el reflejo en el espejo -usted es la esposa del rey y, por lo tanto, la reina. Ahora me tiene a su lado para ayudar a hacer esa transformación, ese es mi papel. Ella sonrió sintiéndose un poco incrédula de las palabras de su doncella. Juntas se dirigieron a las salas de prácticas donde se encontraba con Elvina. Su mejoría era continua y sus heridas se cerraban, pero no podía excederse, por lo que la hechicera se aseguraba de mantenerla cuidada. Las noticias llegaron a ellas casi por accidente. -El rey la ha nombrado su reina -susurraban dos criadas que pasaban junto a ellas -y ha afirmado frente al consejo que nunca tendrá a otra… Las palabras se perdieron y ella miró a su doncella con impresión. -El rey debe estar decidido a hacer los mismos cambios mi señora -sonrió la doncella y continuaron. Sus prácticas resultaron igual de frustrantes que siempre y acabaron con la sensación de vacío que no dejaba de experimentar. Elvina seguía insistiendo en su evidente avance, pero ella no podía observar esos tan llamados cambios. ֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎֎ Se encontraba paseando por los jardines junto a su doncella y leyendo un nuevo capítulo de uno de los tomos que le había regalado Tyre cuando de pronto Myril se tensó. La vio alejarse de su cuerpo y adaptar una postura formal antes de notar que Erendel se encontraba allí, viéndolas desde el límite del jardín. -Majestad -saludó su doncella con una reverencia. El rey asintió a su doncella y luego se volteó hacia ella. -Elvina me ha hablado de tu frustración con las prácticas -comentó él con cuidado -sé que piensas que es una pérdida de tiempo, pero prometo que llegará un día en el que apreciarás cada hora usada en esta meta. Rhainys no encontró nada para poder responder aquellas palabras. Se contentó con asentir, aunque su rostro debía mostrar sus emociones. -¿Es cierto lo que dicen? -preguntó ella a media voz unos segundos más tarde -¿le dijiste al consejo que soy tu reina? Erendel la miró con sorpresa y luego un dulce rubor subió a sus mejillas. Ella sintió como su corazón dio un traspié antes de percibir esa intensa atracción. -Eres mi esposa y siempre lo serás -afirmó él -solo les dije lo que considero como una verdad. No te cambiaré o… Ella supo que el final de su vida había sido mencionado. -Gracias -musitó ella con una media sonrisa. Aquello produciría un cambio bienvenido en los habitantes del palacio. -Solo deseo que tus condiciones mejoren, Rhainys -le dijo él con suavidad -fuiste sincera con mis fallas como esposo y estoy intentando enmendar esos errores. ¿Hay algo que desees que haga? ¿Algo que pueda ofrecerte para que te sientas mejor aquí? -Solo hay una cosa que deseo, ya lo sabes -musitó ella -libertad. La buena disposición del rey pareció transformarse y lo vio llenarse de esa actitud osca que siempre usaba cuando estaba con ella. -¡No te irás! -gruñó él con enojo -me pediste que te llamara mi reina y lo he hecho frente al consejo, ahora no puedes marcharte del palacio. ¿Está claro? Ella frunció los labios sabiendo que él tenía razón. -Entonces deseo dos cosas diferentes -continuó ella sin dejarse intimidar. -¿Cuáles? -preguntó el rey con más fuerza de la que era necesaria. -Quiero una recámara real, digna de mi título -afirmó ella mirándolo directamente -con un balcón que se abra hacia este jardín. Y un dragón de Voramir como compañero. Los ojos de Erendel se sorprendieron por unos segundos, pero luego se llenaron de algo parecido a la apreciación intensa. -Dile a tu doncella que recoja tus pertenencias -le ordenó él -esta misma tarde se te asignarán nuevos aposentos, tal y como deseas, Rhainys. Y luego de varios segundos en los que sus miradas conectaron, él se dio media vuelta y se marchó.
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Índice
Capítulo 1 Conoceré a mi esposo Capítulo 2 Ataque de la doncella Capítulo 3 Nadie me quiere aquí Capítulo 4 Realidad del reino Capítulo 5 Regalos Capítulo 6 No tengo ninguna habilidad Capítulo 7 El corazón de una dama Capítulo 8 Solo un deseo Capítulo 9 Inesperada visita Capítulo 10 Majestad Capítulo 11 Sanación Capítulo 12 Invitación appCapítulo 13 Yo también quiero besarte appCapítulo 14 Aventura appCapítulo 15 Inconveniente appCapítulo 16 Flor salvaje appCapítulo 17 Informe de emergencia appCapítulo 18 Presentimiento appCapítulo 19 Encuentro sorpresa appCapítulo 20 Ataque appCapítulo 21 Solo tenía que ir a buscarla appCapítulo 22 Un rostro enemigo appCapítulo 23 Amaba ver su rostro appCapítulo 24 Nueva energía appCapítulo 25 Defensa appCapítulo 26 Soy culpable appCapítulo 27 Instante perfecto appCapítulo 28 Secuestro a una casa de seguridad appCapítulo 29 Golpe a traición appCapítulo 30 No voy a permitirlo appCapítulo 31 Me necesita appCapítulo 32 Información importante appCapítulo 33 Su raza appCapítulo 34 Sello de magia appCapítulo 35 Despertar appCapítulo 36 Intensa discusión appCapítulo 37 Nadie es culpable de los pecados de su padre appCapítulo 38 Viejos recuerdos appCapítulo 39 Estoy contigo appCapítulo 40 Lo que se debe decir appCapítulo 41 Cumplir su deber appCapítulo 42 Pesadillas appCapítulo 43 Despedida appCapítulo 44 Primera lucha appCapítulo 45 Viejo hechizo appCapítulo 46 Iniciará ahora appCapítulo 47 Ya ha comenzado appCapítulo 48 Energía vital appCapítulo 49 Objetivo logrado appCapítulo 50 Larga vida a la reina appCapítulo 51 Coronación appCapítulo 52 Otra batalla appCapítulo 53 Batalla incierta appCapítulo 54 Misiva para la reina appCapítulo 55 Sanación de luz appCapítulo 56 Cara a cara con la oscuridad appCapítulo 57 La hija pródiga appCapítulo 58 Vuelve a mí appCapítulo 59 Una vida por otra appCapítulo 60 Epílogo app
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