Capítulo 97 La felicidad tiene tu nombre
Era momento de retomar las responsabilidades de la oficina, con la ausencia de mi abuelo, de mi tía y de mi madre, el bienestar de la familia Turner recaía sobre mí. Pensaba en nuestra fiesta de aniversario, quería preparar algo muy especial para celebrar nuestros dos primeros años de casados, como olvidar aquel día en que decidimos comprometernos para siempre, aquel mágico momento que representó la transición más grande de mi existencia. La llegada de Elizabeth había sido una gran bendición para toda la familia, nos enseñó a creer en que la felicidad si es posible, que la vida es especial si tan sólo decides vivir de manera espontánea. Nos levantamos temprano, Elizabeth estaba preparando lo todo para dejar a los gemelos a cargo de mi nana y una niñera que nos ayudaba a cuidar de ellos en nuestra ausencia. Me quedé a solas con esa fiel y maravillosa ama de llaves que me había acompañado desde el momento en el que mi madre fue ingresada en aquella clínica psiquiátrica donde pasó 20 largos años de su vida.
– Nana, casi nunca te digo lo mucho que significas para mí, pero quiero que sepas qué el cariño que yo te tengo es tan grande, si no hubiese sido por ti no sé qué habría sido de mí, el abuelo viajaba tanto, siempre estaba ocupado con sus reuniones, pero tú nunca me dejaste solo, me acompañaste en cada etapa de mi vida, y por eso siempre viviré agradecido contigo, te quiero mucho mi viejita hermosa – expresé.
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