Capítulo 83 La felicidad tiene tu nombre
El fin de semana que habíamos preparado para relajarnos y cambiar la perspectiva, se transformó por completo, no obstante, tuve la satisfacción de haber podido ayudar a tantas personas que lo necesitaban. Hice mi aportación, contribuir a la restauración de las viviendas afectadas, y apoyar a la gente, definitivamente me causaba una gran alegría, la mujer que rescatamos en el camino había salido bien librada, a pesar de la gravedad de lo que le sucedió, y eso me aliviaba de sobremanera, me encariña mucho con la niña, era adorable.
– Señora Glenda, me gustaría pedirle un gran favor, quisiera que pudiera darle trabajo aquí en la villa a Mary, Si usted quiere yo me puedo hacer responsable de su sueldo, pero no me gustaría que ni ella ni su hija pasaran privaciones, voy a encargarme de la reconstrucción de su casa para que vivan en condiciones mucho más dignas – expresé.
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