Capítulo 79 La felicidad tiene tu nombre
Las aventuras que estábamos viviendo en ese viaje fueron increíbles, los dos éramos inmensamente felices disfrutando de la naturaleza y de aquel mágico lugar que seguramente se quedaría instalado para siempre en nuestro corazón. Sin duda fue una decisión acertada por parte de Alex, y un gran regalo de la tía Amelia el permitirnos pasar aquel fin de semana de ensueño. Cuándo regresamos a la casa después de haber pasado un día de campo fantástico, Glenda y Grace nos esperaban, la chica no dejaba de intentar seducir a mi marido, lo cual me molestaba, sin embargo, la confianza que existía entre Alex y yo era única, y si bien es cierto que en ocasiones ambos nos poníamos celosos por la presencia de alguien más, el respeto y la fidelidad que ambos nos profesábamos jamás sería transgredido. Llegamos justo para la cena, Glenda era una espléndida cocinera, y nos esperaba con todo un banquete servido sobre la Mesa que no podíamos rechazar, estábamos muertos de cansancio por todo lo vivido en el campo y por ende teníamos un hambre voraz. La velada no podía ir mejor, todo marchaba en calma, hasta que en el cielo empezaron la dibujarse nubes que amenazaban con dejar caer una gran tormenta, se había pronosticado que aquello sería muy fuerte, por lo que los pobladores del lugar tomaron sus previsiones, nosotros no nos dimos cuenta porque estuvimos bastante ocupados en nuestro paseo, pero Glenda y los trabajadores habían resguardado a los animales para evitar que algo malo sucediera durante las fuertes lluvias que se avecinaban.
– No puede ser, ya empezaron las lluvias, se avecina un gran huracán, al menos eso dijeron los conocedores del clima – advirtió Glenda.
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