Capítulo 8 Perdidos en el bosque
Luego de dar las instrucciones comenzaron a seleccionar las parejas, después de unos minutos solo quedaron un par de trabajadores Steve y Antonella.
—Ok Steve y Antonella trabajarán juntos, aquí está su mapa, la brújula y el kit; estarán ubicados en el lado norte y como todos los demás deberán trabajar juntos para llegar a la casa, tienen alguna pregunta.
— ¡Yo sí!, en caso de no conseguir la casa, ¿cómo haremos para notificar y ser rescatados? —Pregunto Antonella
—Antonella por Dios, yo siempre fui a campamentos y jamás me perdí, sé usar bien un mapa y la brújula así que puedes estar tranquila. —Respondió Steve.
—Ok chicos en el kit que le acabamos de entregar tienen una radio para que nos avisen en caso de cualquier peligro o anomalía, ahora vamos éxito para todos nos vemos en la casa.
Como habían dicho a cada pareja se le ubicó en un lado del bosque, caminaban y se guiaban con las herramientas que le habían entregado, las horas fueron pasando, muchos estaban cansados y hacían paradas para descansar, por su parte Steve llevaba un paso muy acelerado y Antonella comenzaba a fatigarse.
—Steve paremos un poco, estoy cansada, llevamos horas caminando, además ya tengo hambre.
—Luego descansamos Antonella, si tienes hambre date prisa así llegaremos temprano para descansar y poder comer cómodamente.
Antonella continuo caminado detrás de Steve, el cielo comenzó a cubrirse con unas grandes nubes grises que amenazaban con llover, el hambre y el cansancio debilitaban cada vez más a Antonella, poco después comenzó a llover, era como estar en medio de un diluvio la lluvia era tan fuerte que le dificultaba ver por donde iba.
Una ráfaga de viento hizo que el mapa saliera volando de sus manos, por más que intentó alcanzarlo no pudo continuar caminando, pero ahora Steve estaba desorientado, se encontró cerca de un río crecido.
—Diablos.
—Qué sucede, Steve.
—Perdí el mapa, el aire es muy fuerte y el mapa voló de mi mano.
—Como el mapa voló de tus manos Steve y ahora qué demonios vamos a hacer, ya estoy cansada, tengo hambre y frío; pero tú siempre el señor que todo lo sabe no podía detenerse y para colmo de males deja el mapa.
—Ya cállate Antonella, tú siempre queriendo ser perfecta, ya que tú siempre tienes la respuesta y la solución a todo, pues continúa sin mí, estoy harto de ti, ya sé por qué el imbécil de Tom y tú se llevan tan bien, son un par de insoportables que se ven perfectos.
Antonella se quedó en silencio y siguió su camino sin percatarse lo cerca que estaba de la de un barranco por donde pasaba el río y resbaló quedando colgada de una raíz delgada que estaba en el suelo.
Al ver lo que ocurrió, Steve se apresuró para sujetarla y en su intento por rescatarla de esa situación perdió el bolso con las herramientas que le había dado la facilitadora del programa.
—Sujétate fuerte Antonella, vamos ágamos este último esfuerzo y estarás a salvo. —Dijo Steve sujetándola fuerte y halándola asía él.
— Gracias Steve, perdón por lo que dije es que estoy cansada, tengo hambre y dentro de poco empezara anochecer.
—Lo sé, no te preocupes, yo estoy contigo y perdóname por lo que también dije, ahora vamos caminemos un poco más a ver si encontramos algo para cubrirnos.
—Creo que tendrás que seguir sin mí y buscar ayuda, no puedo afincar el pie y me duele mucho.
—No pienso dejarte aquí solo, ven apóyate en mí, te ayudaré.
Ambos continuaron caminando hacia un rumbo incierto, ya había oscurecido de arrepentimiento vieron que a lo lejos estaba una pequeña cabaña, caminaron hacia ella y comenzaron a llamar para ver si alguien los auxiliaba. Ya cansados decidieron entrar, la cabaña estaba un poco polvorienta, pero conservaba algunos muebles y una pequeña lámpara.
—Déjame quitar esta sabana del mueble para que te sientas.
—Que somos ahora, perdimos el mapa, el bolso no tenemos nada Steve.
—No te preocupes, por lo menos tendremos refugio esta noche, además aún tengo en mi bolsillo la navaja y la brújula; voy a revisar esta lámpara en el campamento, siempre las usábamos. En algun lado tiene que haber combustible y un encendedor.
Por su parte, Antonella se puso de pie para limpiar un poco el lugar donde pasarían la noche, pero en el intento de afincar el pie lastimado cayó al suelo.
—Que haces te dije que esperaras allí sentada, ya encontré combustible y algunos fósforos para encender la lámpara.
—Lo siento, solo quería ayudar a limpiar un poco.
—No te preocupes, yo lo aré, ahora déjame verificar todo el lugar y tratar de encontrar algo para comer y por favor quédate allí no quiero que te lastimes más.
Luego de encender las lámparas que encontraron en el lugar, Steve reviso la cabaña y salió a dar un recorrido, aún llovía, pero con menos intensidad en su recorrido encontró una liebre malherida, a pesar de que sintió lástima Steve la mato para poder comer esa noche poco despues volvio con antonella.
Mientras tanto en la casa refugio se encontraban preocupados por la desaparición de Steve y Antonella, llaman por radio sin tener respuesta alguna, la lluvia continuaba y estaba muy oscuro así que tendrían que esperar al amanecer.
—Ok Antonella, tengo buenas noticias, la primera encontré una pequeña cocina que funciona con combustible y que por suerte aquí hay, la segunda es que en el cobertizo encontré algunos troncos secos para la chimenea y la tercera tenemos comida así que prepárate para probar la mejor liebre del mundo preparado por mi.
—Hay Steve, tu sí que estás loco, pero gracias al cielo encontraste algo.
—Ya verás, quedará grandioso y por allí creo que hay sal, así que tenemos lo esencial, encenderé la chimenea para que te mantengas caliente.
—Gracias Steve, por todo esto, por no dejarme.
—Jamás te dejaría Antonella, aunque no lo creas, eres sumamente importante para mí.
Antonella se sonrojó al oír esas palabras, Steve encendió la chimenea y comenzó a preparar la mentira que había encontrado, ya cuando todo estaba listo, ambos se sentaron en una alfombra que habían extendido y se sentaron frente al fuego.
—Estás temblando Antonella, vamos a quitarnos esta ropa mojada y la colocamos cerca de la chimenea para que se seque; no tengas pena piensa que estamos en la playa o en la piscina de la casa.
—Considero que hemos cambiado mucho desde la última fiesta en la piscina de la casa, pero está bien, tienes razón, debemos quitarnos esta ropa o enfermaremos. —Luego de quitarse la ropa y ponerla frente a la chimenea continuaron comiendo y platicando.
—Perdón.
—Perdón, ¿por qué Steve?
—Por arruinar todas tus fiestas de cumpleaños, en especial esa última en la piscina; no sabes cómo me molestaba cuando llegabas, me moría de los celos, suponer que mi madre me dejaría a un lado por ti, además verte con Tom era lo peor que me podía pasar, aun así no se justifica mi comportamiento.
—Ya olvida todo eso, además creo que aún enloqueces cuando sabes que Tom está cerca.
—Ja ja ja, si totalmente es como si alguien más se apodera de mí y quiere salir para desaparecer a Tom.
Luego un rotundo silencio se hizo presente, Steve no pudo dejar de ver lo hermoso que era Antonella, sus labios, su cuerpo; pensando en que por ese momento era solo ellos dos sin apariencias, sin rencores ni compromisos.
Por su parte, Antonella estaba perdida en aquellos ojos azules, el cuerpo de Steve era perfecto, parecía sacado de una película. Trataba de disimular, pero no podía negar que se moría por estar entre sus brazos y en un abrir y cerrar de ojos sucedió lo inevitable, Steve dejó todo a un lado y sin pensar se acercó a Antonella.
—Antonella, no puedo continuar negando lo que siento por ti, te amo llevo años amándote él ha sido un cobarde que no quería reconocer sus sentimientos.
—Steve, esto es una locura, tú estás comprometido.
—Le dije a Alfred que terminaría con ese compromiso al regresar, solo seremos tú y yo, trabajaremos juntos, sacaremos la empresa adelante, todo estará bien.
Antonella temblaba en los brazos de Steve, pero poco a poco cedía ante cada beso y caricia.
—Espera Steve distensión.
—Que sucede Antonella todo estará bien.
—Steve, nunca he estado con un hombre
—Wow, no te preocupes amor, todo será perfecto.
Frente a la chimenea de aquella pequeña cabaña, Steve y Antonella sucumbían ante el amor y el deseo, los labios de Steve recorría cada parte del cuerpo de Antonella, esa chica con la que había peleado por años ahora estaba en sus brazos calmando su sed de amor y deseo.
Antonella sintió que alcanzaba el cielo con las manos, estaba feliz después de todo Steve y ella al fin bailaba al mismo son, luego que los nervios se calmaran entraron en un frenesí de deseo, parecían que su deseo no logró saciarse y así pasó las horas hasta estar completamente dormido.
Por la mañana Steve la despertó con un suave beso, no podría esconder tanta felicidad, se levantaron y caminaron hacia el riachuelo completamente desnudo, allí se besaban y abrazaban nuevamente caían ante esa adicción llamada sexo sintieron que eran los únicos en el mundo.
Al terminar volvieron a la cabaña por la ropa, unos minutos después el grupo de rescate los encontró y los llevaron a la casa refugio.
—Gracias a Dios que están bien chicos. —Dijo Jordán.
—Si amigo bueno Antonella se lesionó un pie en cuanto regresemos tenemos que llevarla a la clínica.
—Yo voy a tomar una ducha ya cambiarme esta ropa, Alicia me ayudas a subir por favor.
—Yo también quiero ducharme antes de volver, Jordán prepara todo para regresar.
La felicidad de Antonella y Steve era tan grande que era difícil de esconder, luego de dejar el refugio se llevaron Antonella a la clínica mientras le hacían la placa, Jordán no se contuvo y decidió preguntar.
—Steve, ahora sí, dime que está sucediendo o mejor dicho que sucedió entre ustedes.
—Paso lo que tenía que pasar hace mucho tiempo amigo, amo esa mujer y anoche fui el hombre más feliz del mundo, hoy terminaré el compromiso con Lía para poder ser feliz con Antonella.
— Tuviste sexo con Antonella, Wow ese es mi amigo, eso era lo que tenían que hacer; siempre he dicho que el sexo resuelve todo.
— Tiene silencio o finge que se entere en todo el lugar.
— Amigo, realmente feliz estoy por ti, es más, te acompañaré a tu casa por si necesitas refuerzo para sacar a la loca de Lía.
En la clínica le habían inmovilizado el pie a Antonella hasta que se le curara, los tres llegaron a la casa bromeando acerca de lo que había sucedido.
—Mi amor llagaste, no te imaginas cuanto te extrañe este fin de semana se me hizo interminable.
—Hola Lía, de hecho necesito hablar contigo.
—Pues qué casualidad amor fíjate que te tengo una gran noticia.
—Lía, realmente necesito hablar algo serio.
—Pues yo también cariño. Por qué resulta que estoy embarazada y vas a hacer papá.
Todos estaban impactados ante la noticia, Antonella no podía creerlo, los planos se habían esfumado en segundos, no sabía cómo contener el chanto, Steve se quedó en silencio mirando a Antonella.
—Felicidades de verdad los felicito, Jordán me ayudas a subir a mi habitación, por favor, quiero descansar.
—Si claro vamos. —En el cuarto Jordán convencía a Antonella para que no se dejara envolver, por lo que Lía decía.
—No te precipites, todo va a estar bien Antonella, quien sabe de dónde saco esa locura Lía y si es cierto dudo que sea de Steve.
—Gracias Jordán por el apoyo, pero ahora solo quiero descansar, hablamos luego.