Capítulo 1 Cuando la vida me cambio

Antonella, una pequeña niña de siete años, feliz, cariñosa y amada por sus padres Gianni y Laura Galiano. Su vida es perfecta, luego de ir al colegio regresa a casa para ver a sus padres quienes al llegar a casa luego de una larga jornada de trabajo todas las tardes salen al jardín para jugar con ella o simplemente la llevan al parque oa patinar. Los meses van pasando y Antonella comienza a notar que sus padres no se ven igual, ya no son los tres mosqueteros que iban juntos a todos lados, ahora la llevan a divertirse por separado, sus caras se ven triste mamá viaja mucho por el trabajo, papá pasa tiempo en la oficina, sin embargo, siempre tiene tiempo para compartir con ella. Llega el invierno, Antonella tiene el presentimiento de que este será el invierno más duro y frío de toda su vida, finalmente está sentada frente a un juez, sus padres se divorcian y el juez ha decidido que debe quedarse con papá; sin embargo, irá durante las vacaciones con mamá. Por primera vez Antonella siente como su corazón se quiebra con lágrimas en los ojos, su madre se despide con la promesa que pronto estará junto a ella en unas vacaciones maravillosas en Suiza, su padre la toma en sus brazos seca sus lágrimas y le dice con una cálida sonrisa que todo estará bien. Las semanas han pasado, el dolor es mejor, su madre llama todos los días, mientras ella cuida de su padre se ha vuelto independiente, siempre sorprende a su padre con lo lista, hábil e inteligente que es. Las vacaciones han llegado, es momento de abordar el avión, la emoción por ver a su madre es enorme. Ha llegado al salir ve a su madre esperando con los brazos abiertos junto a ella un caballero muy elegante y un pequeño chico de ojos azules —Madre, al fin te extrañé mucho, esta hermosa pareces una modelo de revista. —Dijo Antonella. —Hay mi pequeña Antonella, siempre tan exagerada, pero mírate tú has crecido mucho, me alegra que estés aquí te haremos el mejor cumpleaños. Ahora ven déjame presentarte a Joe Aiello, él es mi esposo y este es el pequeño Steve, se la van a llevar muy bien, Steve es un niño increíble, tierno e inteligente. —Añadió Laura. —Es un verdadero placer Antonella, tu madre nos ha platicado mucho sobre ti, ya verás lo bien que la vas a pasar en casa, de hecho tu habitación es grandiosa. —Dijo Joe. Steve solo la observaba sin pronunciar palabra alguna. —Hijo saluda a la pequeña dama. —Insiste Joe. —Hola como te llames, los espero en el auto, ya quiero volver a mi casa, tengo cosas más importantes que hacer. —Dijo Steve mientras le daba la espalda. —Disculpen a mi hijo, platicaré con él, no sé qué le sucedió, él no suele ser así. —No se preocupe Mr. Joe, quizás esté celoso y piense que vengo a ocupar su lugar o también puede ser que está falto de unos buenos correazos para que no sea grosero. —Antonella, donde escuchaste eso tendré que hablar con tu padre. —Déjala cariño, realmente Antonella tiene razón, creo que estamos mimando mucho a Steve. Luego de entrar al auto regresaron a la casa, Antonella no podía ver lo que veían sus ojos, estaba frente a una enorme mansión con amplios jardines, a lo lejos se podía apreciar una cancha de tenis. Al entrar una enorme sala se podía apreciar desde la entrada la escalera, era como de cuentos de hadas en su cara se podía ver el asombro, de pronto la voz de un distinguido señor la hizo parpadear. —Bienvenida a la mansión Aiello, señorita Antonella permítame sus cosas para llevarlas a la habitación. —Dijo Alfred el mayordomo. —Bueno, Antonella, esta es tu casa, ya sabes que lo que necesitas puedes pedírselo a Alfred, yo tengo que ir a la oficina regreso por la tarde aprovechen de pasar tiempo juntas. —Gracias Mr. Joe es usted muy amable, madre, si me permites querer estar un poco aquí antes de ir a mi habitación. —Está bien cariño, yo iré a refrescarme, cuando estés lista me buscas estaré en mi habitación. Antonella comenzó a ver la sala, camino un poco por la mansión y mientras más caminaba más grande parecía la casa que compartía con su padre entraba fácilmente en el salón de aquella mansión. —Qué diablos haces aquí porque no te quedaste con tu padre, ¿acaso él tampoco te quiere? Debe ser insoportable vivir contigo, por eso fue que tu mamá decidió dejarte. —Dijo Steve. —Cállate o no respondo, no sabes lo que dices, mi madre si me quiere. —Contesto Antonella. —Si te gustaría vivir con ella y no estaría aquí dándome todo su amor a mí, soy su preferido a mí, si me adora, en cambio, tú eres una niña sin clase y modales mírate, creo que nunca te has peinado y esa ropa toda holgada eres espantosa no sé cómo van a invitar a mis amistades a ese cumpleaños sin sentido eres horrible deberías estar en un circo. —Continuaba Steve insultando a Antonella. —Que conste que te lo advertí; ¡Pum!— Se escuchó un golpe, Antonella le había dado un puñetazo a Steve y le había hecho sangrar la nariz, al verlo sangrar fue a buscar a Alfred para que lo atendiera y se marchó a la habitación que le habían preparado. El pequeño Steve comenzó a dar gritos desgarradores e inmediatamente Laura bajo a ver que sucedió, al verlo sangrar se alarmó, tomo el maletín de primeros auxilios y comenzó a curarlo mientras el pequeño demonio le contaba a su manera lo que había sucedido. Después de calmar a Steve, Laura fue a la habitación para hablar con Antonella, su comportamiento era inaceptable. —Ya te dije lo que sucedió mamá, porque le cree a él, yo soy tu hija, él me odia, me lo dijo, no quiere que esté aquí. —Basta Antonella, no es justo que estés haciendo estas cosas, voy a platicar con tu padre y si tu comportamiento continúa así tendrás que volver con él, ahora ve a ducharte y prepárate para la cena. Mientras Antonella tomaba el baño pensaba en todo lo que le había dicho Steve, realmente su madre ya no la quería porque se ponía en su contra esas vacaciones eran muy diferentes a lo que había esperado. Antonella bajo a cenar todos esperaban en la mesa, no podía ver a la cara a Joe, se había portado tan bien con ella, pero su hijo era un patán de verlo, se le quitaba el apetito. —Toma asiento pequeño que te parecía tu habitación, mañana te daré un paseo por toda la casa y luego iremos a montar a caballos, ¿qué te parece? —Pregunto Joe. — ¿De verdad, Joe? No estás molesto por pelearme con Steve. —Para nada Antonella, así son los chicos, ya verás que cuando pasen más tiempo juntos serán los mejores amigos y quizás al crecer hasta llegar a casarse. — ¿Qué dices padre, acaso perdiste la razón? Alfred, si en algún momento ves que voy a cometer esa locura, te imploro que me internes en un hospital psiquiátrico. —Añadió Steve. —Ya que lo dice Alfred líbranos de su presencia, él intérnalo de una vez. —Respondió Antonella. —Ya chicos estamos en la mesa, Alfred por favor puedes servir, ahora Antonella que era lo que le tenías que decir a Steve. —Mamá, no tengo nada que decirle a Steve, ya te dije que el inicio y yo me defendí. —Antonella ya hablamos del tema, ahora discúlpate con Steve para poder comer en paz. —Lamento haber golpeado tu cara, perdón no lo volveré hacer Steve. Luego de que Antonella se disculpara Steve la vio con una sátira sonrisa y comenzaron a cenar, Antonella estaba roja de la rabia como era posible que su madre la humillara de esa manera tener que pedirle perdón a ese estúpido chico. La comida pasaba por su garganta como mil alfileres, después de un par de bocados se disculpó y regresó a su habitación quería dormir y que ese insoportable día terminara. En cuanto amaneció salió de la cama y miro por la ventana, el lugar era realmente hermoso, se podía respirar paz y tranquilidad, luego entrar al baño para tomar una ducha y alistarse para ir de paseo con su madre y Joe. —Buen día, Antonella veo que estas lista vamos a desayunar y luego saldremos. —Dijo Joe. —Buen día tendrán todos. —Respondió Antonella Todo parecía tranquilo esa mañana Steve estaba diferente, contesto los buenos días y continuaba comiendo en silencio. Poco después salió a conocer el sitio, todo fue como Joe había indicado, el día iba increíble excepto porque Steve siempre pudo ver su vista clavada en ella. — ¡Vaya, Joe, hace mucho tiempo que no te veías en el club! — Exclamo un caballero alto. —Richard, ¿cómo estás?, tienes razón hace tiempo que no frecuentaba el club, pero con la llegada de mi hermosa hijastra decidió volver para montar a caballo, vaya ese que está en el caballo es el pequeño Tom, ha crecido mucho veo que es un gran jinete. —Respondió Joe. —Si a mi hijo le encanta practicar ya ha ganado muchos concursos, un segundo puesto para él no es suficiente, creo que salió a mí en lo competitivo. —Añadió Richard. — Si es muy parecido a ti, aunque no podemos obviar que en el negocio sigo llevando la delantera. —No pierdes un instante para mostrar tu grandeza en el negocio, pero no podemos dejar de darle el crédito a la hermosa Laura, para nadie es un secreto que tu éxito en parte se lo debes a ella, no solo eres hermosa Laura, sino que además eres inteligente y veo que tu pequeña hija es muy parecida a ti. —Gracias Richard, tu siempre tan caballero, no hay que negar que eres un gran oponente y, ya que hablamos de nuestros hijos, están cordialmente invitados para la fiesta de cumpleaños de Antonella, así que no falten. En ese instante se acercaba Tom. —Hijo saluda a nuestros amigos, por cierto esta es Antonella, la hija de Laura. —Es un placer conocer a tan hermosa señorita, mi nombre es Tom. —Encantada de conocerte Tom, mi madre le acaba de hacer la invitación a mi fiesta, espero asistas. —Allí estaré ahora, si me disculpo voy a continuar con mi práctica, ¿te gustaría acompañarme? —Pregunto Tom. —Madre iré con Tom. —Cuidado, Antonella, no te precipitas. —Laura déjala, además Tom es un jinete maravilloso, él la cuidará, quizás dentro de unos años nuestras familias se unan gracias a Tom ya la hermosa Antonella. Después de que Richard dijera esas palabras siguieron a la mesa para ver a los chicos, la cara de Steve estaba roja de la rabia, ahora no solo tenía que soportar la presencia de Antonella, sino que también estaba Tom, ese chico creído y popular. Luego de una tarde en el club, fueron al cine y posteriormente a un lujoso restáurate para finalmente regresar a casa y descansar, pues, faltaban horas para el cumpleaños de Antonella.
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Índice
Capítulo 1 Cuando la vida me cambio Capítulo 2 De regreso a casa Capítulo 3 Todo cambio Capítulo 4 Volverte a ver Capítulo 5 Después de la cena una gran noticia como postre Capítulo 6 No dejan de llover problemas Capítulo 7 La mejor estrategia Capítulo 8 Perdidos en el bosque Capítulo 9 Un nuevo golpe Capítulo 10 Una mano amiga Capítulo 11 La última palabra appCapítulo 12 Preparada para la cita appCapítulo 13 Cambio de planes appCapítulo 14 Con el corazón destrozado appCapítulo 15 Cada quien por su lado appCapítulo 16 De vuelta a la realidad appCapítulo 17 Tom insiste appCapítulo 18 Hablemos de la boda appCapítulo 19 Viaje a new york appCapítulo 20 El vestido de novia perfecto appCapítulo 21 Despidiendo la solteria appCapítulo 22 Una noche de copas, una noche loca appCapítulo 23 Lía gana terreno appCapítulo 24 Incomodo encuentro appCapítulo 25 Tu por tu lado y yo por el mío appCapítulo 26 Antonella esta confundida appCapítulo 27 Confusión appCapítulo 28 La boda appCapítulo 29 Fiesta de boda appCapítulo 30 Luna de miel appCapítulo 31 Bienvenidos a inglaterra appCapítulo 32 Una práctica antes del torneo appCapítulo 33 En el torneo appCapítulo 34 La furia de tom appCapítulo 35 Pronto regreso appCapítulo 36 Emily vuelve para quedarse appCapítulo 37 Antonella deja la empresa appCapítulo 38 Completamente sola appCapítulo 39 Sorpresa, sorpresa appCapítulo 40 Un torbellino llamado wendy appCapítulo 41 La cereza que le faltaba al pastel appCapítulo 42 Entredicho y tormentas appCapítulo 43 Verdades que duelen appCapítulo 44 Matando dos pájaros de un tiro appCapítulo 45 Un despertar sorprendente appCapítulo 46 Un enfrentamiento explosivo appCapítulo 47 Nuevo refugio appCapítulo 48 Lealtades divididas appCapítulo 49 Revelaciones y desenlaces appCapítulo 50 Intrigas y conspiraciones appCapítulo 51 Confrontaciones en el club appCapítulo 52 Secretos revelados appCapítulo 53 Secretos revelados ii appCapítulo 54 Tejiendo una telaraña de peligro appCapítulo 55 Maldad a flor de piel appCapítulo 56 La misteriosa muerte de gerald appCapítulo 57 La maldad no da tregua appCapítulo 58 Ambición sin límites appCapítulo 59 Una bienvenida inolvidable appCapítulo 60 El descaro appCapítulo 61 En la disco appCapítulo 62 Fragmentos de destino appCapítulo 63 Entre la desesperación y el enfrentamiento appCapítulo 64 Espera y desesperación appCapítulo 65 Tormenta de emociones appCapítulo 66 Hilos de engaño appCapítulo 67 Emily recibe una inesperada visita appCapítulo 68 Milagroso despertar: el regreso de wendy appCapítulo 69 Durante la rehabilitación appCapítulo 70 Sombras de obsesión appCapítulo 71 Teñido de rojo appCapítulo 72 Lía conoce el lado malo de steve appCapítulo 73 Steve salva a tomás appCapítulo 74 Comida para tiburones appCapítulo 75 Un nuevo comienzo app
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