Capítulo 2 Derritiéndome

DERRITIÉNDOME Helena estuvo en la emergencia toda la mañana. Por fortuna había sido un día de pocos pacientes. Después de almorzar, se digirió al área de consultas. No dejaba de pensar en ese beso que había recibido de Mirta. Sus labios eran tan suaves y su tacto tan delicado. No es que no hubiera besado antes, pero la sensación era indescriptible. De hecho, recordaba de vez en cuando con gracia que fue su mejor amiga Natalia quien la enseñó a besar. No sabía qué hacer: por un lado quería volver a verla, pero no se atrevía a contactarla. Su fuerte concepto de la moral no le permitía hacer eso. Apenas era lunes y su consulta era hasta el viernes, así que tendría que esperar. Soltó un suspiro pesado y se resignó. Al entrar al consultorio, encontró una nota junto a una rosa blanca en su escritorio. No estaba firmada, pero al leerla supo perfectamente de quien era, ya que estaba escrita a mano en una hermosa caligrafía. “Te obsequio esta rosa, aunque tu belleza la supera. No creo poder esperar hasta el viernes, el tiempo es una tortura para mí. Me arriesgaré de nuevo. Scrambler Café: hoy, cuatro de la tarde. Piénsalo y si decides aceptar sólo llega, te estaré esperando. No me avises, déjame saborear la incertidumbre…” Helena suspiró y cerró los ojos, acariciando sus labios con sus dedos. La sensación era tan vívida que le hizo acelerar el corazón. Salió de su ensoñación de forma brusca, cuando la licenciada Cabrera le anunció a través del intercomunicador que su primer paciente había llegado. La verdad, esa tarde Helena fue bastante autómata. Dejó a los pacientes hablar y hablar, y ella respondía con monosílabos. Inició con las típicas preguntas “¿Cuéntame cómo te has sentido?” y “¿Eso cómo te hace sentir?”, las cuales por ser preguntas abiertas permitían cualquier tipo de respuesta. Llegó la hora de irse, colgó su bata y fue al baño a retocarse el maquillaje. Estaba nerviosa y a la vez ansiosa. Se dirigió al Scrambler Café y pudo divisar al entrar a Mirta en una mesa al fondo, de espaldas a la entrada. Se acercó con cautela y la sorprendió, tapándole los ojos con sus manos. —Viniste… —le dijo con visible emoción mientras sonreía. —Así es, aquí me tienes —respondió Helena con obviedad. —Por favor siéntate —le invitó a tomar asiento y Helena lo hizo a su lado— ¿Qué quieres ordenar? —Lo mismo de la semana pasada, si estás de acuerdo. Mirta le hizo una seña a uno de los meseros y al llegar le pidió dos mokaccinos y dos brownies. El chico se alejó y en breve ya tenían su orden sobre la mesa. El Scramber Café tenía las típicas hileras de mesas que estaban pegadas a las paredes, con asientos acolchados donde podían sentarse máximo cuatro personas. El pasillo estaba libre para que los meseros y cualquier persona al entrar, se pudiera desplazar con toda comodidad. También contaba con una barra y unos ocho banquitos giratorios, para las personas solitarias o los que venían por un pedido rápido. —Por favor háblame de ti… estoy en clara desventaja porque tú sabes mucho de mí por mi historial médico. —Bueno, que te puedo decir… Tengo una hermana, soy la mayor. Mi padre murió cuando yo tenía dieciséis; al parecer se metió en unos negocios turbios y la mafia rusa lo ajustició… No lo sé, mi madre no habla de ese tema desde que él murió. Vivo con mi madre y mi hermana a pesar de que soy mayor de edad. Tengo mi propio apartamento, pero sólo voy más que todo los fines de semana a descansar. ¿Y qué me dices tú? —Pues soy informática, trabajo programando y haciendo páginas web, de todo un poco. Como ya sabes, vivo sola. Dicen que maté a mi madre y a mi padrastro, pero la verdad… yo no recuerdo nada. Es muy confuso —dijo bajando la mirada como con arrepentimiento. Helena notó la incomodidad de la chica y decidió cambiar de tema rápidamente. —Oye dime algo... ¿Y desde cuando te gustan las chicas? —Desde que tenía trece, pero eres la primera mujer a la que beso en toda mi vida. Sobre eso… me siento apenada, pero no lamento haberlo hecho. En verdad me gustas. A Helena la agarró con la guardia baja la forma tan directa de Mirta. No sabía que responder a eso. O bueno, sí sabía pero le daba temor; tenía un dilema ético - moral encima. Salió de su ensimismamiento cuando la chica puso su mano sobre la suya en la mesa. —Déjame que te conquiste Helena, no me veas como tu paciente. Fuera del consultorio eres una chica como cualquiera, con sentimientos y emociones. Sólo una oportunidad te pido, sólo una Helena… Mirta se acercó lentamente mirándola a los ojos y la besó. Ésta volvió a caer en el encanto de esos ojos azules. Al finalizar el beso, Mirta la tomó de sus mejillas y comenzó a hablarle muy despacio. —Te prometo que no diré ni haré nada que te perjudique, cuando vaya a la consulta actuaré normal. Nadie lo va a saber por mí, no te preocupes. Te doy mi palabra. La pelirroja estaba súper sonrojada. Se levantó y se fue, dejando a Mirta con muchas preguntas. Ese día decidió irse a su apartamento. No quería enfrentar ningún tipo de juicio y sabía que sus expresiones eran demasiadas notorias. Al llegar tiró las llaves en el sofá y decidió tomar un largo baño de tina. Tenía tanto en qué pensar, su mente le decía que no era correcto pero su corazón le apremiaba a que se lanzara a la aventura que tenía enfrente. “¿Cómo puede Natalia hacer esto todo el tiempo y no volverse una ensalada? Apenas me ha besado y ya me estoy sintiendo mal” se dijo a sí misma en tono angustiado. Salió de la bañera y tomó su celular, el cual había vibrado. Su corazón dio un vuelco ante la emoción sospechosa del mensaje que había recibido. M: “Me gustas mucho Helena, tus labios son tan suaves... Por favor, te pido que pienses en mi propuesta. Que tengas buenas noches”. “Demonios. Qué voy a hacer con estas emociones...” se reprendió con una sonrisa en el rostro.
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Índice
Capítulo 1 Confesiones Capítulo 2 Derritiéndome Capítulo 3 Amor de hermanas Capítulo 4 Una salida distinta Capítulo 5 Cruel decisión Capítulo 6 Por siempre te amaré Capítulo 7 Me abandonaste Capítulo 8 Amor narcótico Capítulo 9 Por amor a mi familia Capítulo 10 Del amor al dolor Capítulo 11 Nuevo comienzo appCapítulo 12 Verdades relativas appCapítulo 13 Lucharé por ti appCapítulo 14 Un sentimiento desconocido appCapítulo 15 Deseo appCapítulo 16 Tuya appCapítulo 17 No se aceptan devoluciones appCapítulo 18 Sorpresa appCapítulo 19 Te soñé appCapítulo 20 Familia en crecimiento appCapítulo 21 Cambios para mejor appCapítulo 22 Infierno en la tierra appCapítulo 23 Vida en familia appCapítulo 24 La noticia appCapítulo 25 El pasado appCapítulo 26 Justicia poética y cruel verdad appCapítulo 27 Sacrificio appCapítulo 28 Carga pesada appCapítulo 29 Sin máscaras appCapítulo 30 En nombre del amor appCapítulo 31 Epílogo appCapítulo 32 ¿De quién fue la culpa? appCapítulo 33 Pasarela appCapítulo 34 Salto de fe appCapítulo 35 Montaña rusa appCapítulo 36 Grietas appCapítulo 37 Te haré pagar appCapítulo 38 Justicia para el magnate appCapítulo 39 Secretos de familia appCapítulo 40 ¿Qué vamos a hacer? appCapítulo 41 Chico malo appCapítulo 42 Mi salvador appCapítulo 43 Conociéndonos appCapítulo 44 Sé mi primero appCapítulo 45 Ahora nos pertenecemos appCapítulo 46 Juntos appCapítulo 47 La voz de mis pesadillas appCapítulo 48 Perdido appCapítulo 49 Sin salida appCapítulo 50 La lucha appCapítulo 51 Detonante appCapítulo 52 Caballo de troya appCapítulo 53 Justicia para sergio appCapítulo 54 Aprendiendo a vivir appCapítulo 55 Antoine vargas y lorena iriarte appCapítulo 56 Remembranza appCapítulo 57 Un respiro appCapítulo 58 Ante todo el deber appCapítulo 59 Desesperación appCapítulo 60 Desesperanza appCapítulo 61 La sangre es más espesa que el agua appCapítulo 62 Otra oportunidad appCapítulo 63 Ciega appCapítulo 64 Realidades appCapítulo 65 La búsqueda appCapítulo 66 Gracias a dios appCapítulo 67 Dudando appCapítulo 68 La batalla (i) appCapítulo 69 La batalla (ii) appCapítulo 70 Refuerzos appCapítulo 71 Una vieja herida appCapítulo 72 Borrón y cuenta nueva appCapítulo 73 La verdad desnuda appCapítulo 74 La decisión más difícil appCapítulo 75 La decisión más difícil (ii) appCapítulo 76 ¿Justicia divina o terrenal? app
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