Capítulo 37 Una muerte
Cuando Egan vio el cuerpo de Katya finalmente sucumbir ante los brazos de la muerte, creyó que el alma se le saldría del cuerpo. Una horrible sensación de náuseas lo inundó cuando los recuerdos de su niñez volvieron a él. El grito de una enfermera cercana fue lo que provocó el punto de quiebre en Egan. Él cerró sus ojos, las manchas de sangre aún podía verlas a través de sus párpados cerrados, el cuerpo desplomado de Katya, el cadáver de la mujer que la apuñaló, el bisturí yaciendo inocentemente en el suelo. Todo había terminado siendo culpa de Egan otra vez. Una irritante y chillona voz en su cabeza le recriminaba una y otra vez que si, quizás, él no hubiese llegado a la clínica, la señora en el suelo no estaría muerta y Katya no estaría herida de gravedad.
Katya...
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