Capítulo 8 Infames

El capitán Quema cráneo, cuando la isla de Borbón comenzó a recibir a los piratas más infames de todos los siete mares, una batalla sangrienta se desató por muchos años en busca de quien tenía derecho a quedarse con la isla. Los piratas más famosos de todos los continentes, querían quedarse con la isla, ya que era perfecta para bastecerse de comida, frutas, agua potable y un hogar estable, un pirata que poseyera esta isla, prácticamente tendría los recursos para seguir navegando y cometer sus fechorías, pero la guerra entre los piratas era absurda así que los piratas más poderosos de todos, conocidos como los “Jefes de los mares” se reunieron pacíficamente y se dividieron la isla en partes, solo así, la isla seria apta para todos los piratas de todos los niveles. El capitán Quema cráneo es uno de los líderes de la isla, posee en su poder, más de ocho barcos y 300 hombres a su mando, entre ellos capitanes, mercenarios y ladrones. El capitán por lo general no toca la isla ya que prefiere estar en la seguridad de su barco principal, una nave equipada con cañones con la capacidad de disparar proyectiles incendiarios, de ahí su nombre “Quema cráneo”, ya que, dicen las malas lenguas, que el capitán Quema cráneo tiene una extraña atracción por el fuego y los gritos agonizantes de sus víctimas. El capitán Quema cráneo es un hombre justo y cruel, si eres malo o te pasas de la raya, él o sus hombres te castigarán, por eso mi padre contrató sus servicios. — ¿Cómo que los hombres del capitán Quema cráneo vendrán a cenar esta noche? — le reclamé a mi padre. — Esta noche vienen a cobrar el dinero, debemos invitarlos a comer, para demostrarles que estamos agradecidos por sus servicios. — me explica Papá mientras guardábamos los mariscos y pescados en la bodega. Hace meses, el negocio tenía un gran problema, piratas rufianes y borrachos, llegaban al establecimiento y nos amenazaban para comer y beber gratis, no podíamos hacer nada y corríamos el riesgo de entrar en quiebra o morir a manos de esos criminales. Por esa razón, mi padre, le solicito la ayuda a los jefes de la isla, el Capitán Quema cráneo fue el único de los siete jefes, que aceptó reunirse con él en su poderoso barco principal y ayudar a este humilde pescador. — Muy bien, pescador, me desharé de los piratas que abusan de tú negocio, con dos condiciones… — ¿y cuáles son señor? — le contestá mi padre aterrado. — Solo quiero 50 monedas de plata, alguien como tú, podrá pagarlo en meses… — ¿y la segunda condición? — le pregunta papá… Como les dije antes, el capitán Quema cráneo es bueno con la gente buena y ya sabía de ante mano que mi padre era un buen hombre y por eso, no iba a ser duro con él. — Cuando vayamos a reclamar el dinero invítanos a comer, ¿te parece? — E… ¿eso es todo? Pensé que sería más duro señor. — comenta mi padre impresionado por el precio de la ayuda de uno de los siete piratas más temidos de todo Borbón. — Sí, mejor lárgate de mí barco antes de que comience a exigir más que solo 50 monedas de plata y comida gratis. — dice el Capitán Quema cráneo al darle la espalda a mi padre. Gracias a la ayuda de capitán Quema cráneo, los borrachos infelices y piratas asquerosos que se pasaban noches enteras comiendo gratis y bebiendo sin gastar una moneda, no volvieron a verse más por el negocio, algunos, creen que ahora están en el fondo del mar, pero, eso no lo sabemos, aun así, era preocupante, los piratas como el capitán Quema cráneo son difíciles de complacer. — Entonces, ¿uno de los siete jefes de la isla vendrá a comer? — le pregunté a mi padre. — No estoy seguro, pero, sé que esta noche, vendrán por el dinero, tenemos que darles un festín o tendremos problemas mucho peores. — dice mi padre con mucha seriedad. Era muy peligroso, lidiar con piratas era complicado, pero, lidiar con un pirata tan respetado y sus hombres, era una misión casi imposible, si no cumplíamos con dar un buen festín, no quería imaginar nuestro cruel destino. — Jaaa. Iré a la cocina a ayudar a mi madre. — le dije a mi padre al ponerme mi delantal. — Bien, mientras tanto, limpiaré el lugar, no queremos que los hombres del capitán Quema cráneo lleguen a un lugar sucio para comer. — expresa mi padre al tomar unos baldes de agua con jabón. — Ellos ni se bañan… — dije… Mi madre estaba estresada y no era para menos, mucha gente peligrosa venía a cenar, la comida debía ser más que perfecta o no sería una buena noche. Solo puedo decir que mi madre y yo, cocinamos como nunca antes, creamos platillos que solo un rey podría comer, con tanta comida lista, ya solo nos quedaba esperar a nuestros infames invitados. — Oliver, ve con tu padre y ayúdalo a tender a los comensales, yo me encargaré de terminar de servir los últimos platillos. — me ordena mi madre mientras se toma un pequeño descanso. — Claro madre, lo haré en seguida. Me dirigí al recibidor de la taberna donde estaba mi padre esperando a los hombres del capitán Quema cráneo. — ¿aun no llegan? — le pregunté a mi padre. — No, pero, debemos estar atentos, pueden llegar en cualquier momento. Después de media hora, mi padre tenía razón y sin que nos lo esperábamos, un grupo de cuarenta piratas, todos a nombre del Capitán Quema cráneo llegan a nuestra humilde taberna. — ¿Dónde está el dueño de este lugar? — pregunta uno de esos piratas con un tono muy amenazante. Cuando nos acercamos a ellos para recibirlos y darles la bienvenida, yo en mi mente, no podía dejar de admirar a esos piratas, ellos no eran los típicos alcohólicos, rufianes y cochinos piratas, no, ellos se veían bien alimentados, aseados y con una vestimenta particular color rojizo y adornado con colores vivos de naranja y amarillo. Uno de ellos en particular no dejaba de mirarme, era un tipo delgado y pequeño, que usaba un gran sombrero rojo con una Pluma naranja, ese tipo se veía muy bien aseado, su piel y rostro, se parecían más a la de una mujer, pero, era claro que era un hombre, además, su cabello rojo como la sangre era algo muy particular. Lo que nos sorprendió, fue que, el capitán Quema cráneo, no pudo asistir. — ¿ustedes son los hombres del capitán Quema cráneo? — pregunté. — Así es, somos los oficiales que ustedes contrataron, venimos por el pago y la cena. — dice el chico de sombrero rojo y pluma anaranjada. Mi padre sin dudarlo ni un segundo, invita a todos esos piratas a comer, pues tenía que darles una cómoda bienvenida. — ho, por favor, tomen asiento, pueden sentarse en cualquiera de nuestras mesas, pueden comenzar a comer todo lo que quieran, la comida y las bebidas van por cuenta de la casa. — les dice mi padre al señalar el local con cortesía. — Hum, aceptaremos con gusto comer de su asquerosa comida. — responde nuevamente el chico de sombrero rojo. Cuando dijo eso, me dio algo de rabia, mis padres se la pasaron todo el día, preparando la cena, para que un idiota presumido con rostro de mujer, empezara a faltarle el respeto sin haber probado la comida que tanto nos esforzamos en preparar, pero, como siempre, no podía decir nada. — Bueno, nos alegra que hayan decidido venir esta noche… — dije con una falsa sonrisa. — Hum… traeme un buen tarro de ron camarero y no me hagas esperar… — me contesta ese presumido de cabello rojo. Parece una chica, pero, no me molestaría en darle un golpe, eso pensaba, pero, bueno, olvidando ese idiota, todos los demás piratas de Quema cráneo entran al local y como era de esperarse, sin piedad comienzan a comer y a emborracharse. El local poco a poco comenzó a parecer una cantina, la comida era devorada, los hombres comenzaban a embriagarse y ensuciar todo con sus sobras de comida, vomito y demás fluidos que salían de sus bocas; y mientras todo era un descontrol, ¿adivinen quien tenía que limpiar su desorden? — Oliver, los caballeros de la mesa 4 tiraron mucha comida al suelo, ¿podrías ir a limpiar? — me ordena mi madre al pasarme una fregona. — Oliver, la mesa 5, un hombre vomitó ahí, debes limpiar y ayudarlo… — me ordena mi padre. Esto era una pesadilla, aparte de soportar a estos idiotas, ahora yo tenía que limpiar mientras que mis padres aun servían comida y ron, sin dudas, fue una mala noche, además, también tenía que soportar al imbécil del sombrero rojo con la pluma anaranjada, que no paraba de ordenarme cosas. — Camarero, quiero más cerveza, no nos hagas esperar. — me ordena el pirata. — En un momento… — dije mientras yo limpiaba lo que mis padres me ordenaron limpiar. — ¿Qué dijiste? — me dice el tipo del sombrero rojo al levantarse de su mesa muy molesto. Sin darme cuenta, ese sujeto delgado se me acerca y me amenaza con su arma… todos se quedaron en silencio, y mientras ese tipo de sombrero rojo, me apuntaba, yo no sabía qué hacer. — Te dije, que quiero más cerveza, ¿acaso no me escuchas? — me dice el pirata de sombrero rojo mientras me apuntaba. Ese sujeto estaba ya ebrio, se tambaleaba de un lado a otro y no sabía ni que hacía, pero eso no le quitaba lo peligroso, estaba ebrio y armado, podía matarme en cualquier momento. Lo único que me quedaba era intentar calmarlo. — Okey, baje el arma, le pido disculpas, señor pirata, iré a traerle su cerveza. — le dije suavemente, con delicadeza tratando de calmarlo. — Bien… El chico del gran sombrero rojo, guarda su arma y se tambalea de regreso a su mesa; suspiré de alivio, pues literalmente esquivé una bala. Pasado las horas, todos se volvieron más ebrios y alocados, algunos cantaban canciones de altamar, pero, sin pensar en las consecuencias, cometí un error muy grave y ahora estaba obligado a pelear por mi vida contra el pirata del sombrero rojo. — ¡Oye, camarero! — me grita el pirata del sombrero rojo mientras yo estaba tratando de calmar a todos los piratas que me querían matar. — ¿sí? — dije muy asustado y preocupado. — Te reto a un duelo. — me dice ese raro chico al lanzarme una de sus dos espadas. — ¿Qué? Y sin más, tenía que aceptar o ese pirata me mataría. — Si no aceptas, le diré a mis compañeros que te maten. — me amenaza ese pelirrojo, al desenvainar su espada y lanzarse contra mí. — ¡Espera!... Y ahora tenía que pelear.
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Índice
Capítulo 1 El origen de PIE Capítulo 2 Pesca Capítulo 3 Con mis propios ojos Capítulo 4 Libia la sirena Capítulo 5 El inicio de una relación Capítulo 6 Escoge lo que quieras, el mar invita Capítulo 7 Cocinando con ella Capítulo 8 Infames Capítulo 9 Una noche complicada Capítulo 10 El patrón Capítulo 11 Mala paga appCapítulo 12 Hundido appCapítulo 13 Cocinero pie appCapítulo 14 Sin decir nada appCapítulo 15 Beso de ida appCapítulo 16 Bienvenido cocinero pie appCapítulo 17 Soy el nuevo appCapítulo 18 Mi área de trabajo appCapítulo 19 Alta mar appCapítulo 20 Pollo desplumado appCapítulo 21 Ninguno va a dormir appCapítulo 22 Rata appCapítulo 23 El origen de la guerra: appCapítulo 24 Comodoro appCapítulo 25 Con el paso de los días en el mar appCapítulo 26 Marinero pie appCapítulo 27 Espadachín de abordaje appCapítulo 28 El sacrificio de lucho appCapítulo 29 El asesino de napoleón appCapítulo 30 El enamorado de una sirena appCapítulo 31 Acabamos appCapítulo 32 Descansa un rato appCapítulo 33 Un poco de crédito al cocinero appCapítulo 34 Santa marta appCapítulo 35 El diablo appCapítulo 36 El soplón de la luciérnaga azul appCapítulo 37 Hombres de la luciérnaga azul appCapítulo 38 Azúcar appCapítulo 39 Servicio especial appCapítulo 40 Un monstruo en el burdel appCapítulo 41 Mal momento para disfrutar de una mujer appCapítulo 42 Palabras en francés appCapítulo 43 Incertidumbres appCapítulo 44 El llamado de un hombre appCapítulo 45 Arriesgado solo por ella appCapítulo 46 La única esperanza appCapítulo 47 Un saludo especial appCapítulo 48 Sin azúcar appCapítulo 49 Un viaje rápido appCapítulo 50 Velocidad appCapítulo 51 La llegada de la marea appCapítulo 52 Ropa limpia appCapítulo 53 Renegados appCapítulo 54 Trato a futuro appCapítulo 55 A los tragos appCapítulo 56 Igual que cinco hombres malos appCapítulo 57 ¿Un héroe? appCapítulo 58 Magnifica batalla appCapítulo 59 Un vino en el balcón appCapítulo 60 Huir de un monstruo appCapítulo 61 El cantar de oliver appCapítulo 62 La lucha de las olas appCapítulo 63 Colisión appCapítulo 64 La tragedia y el origen app
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