Capítulo 3 Con mis propios ojos

Chocamos nuestro bote contra un arrecife, el impacto fue tan fuerte que el bote se volcó y mi padre y yo caímos al agua, yo me lastimé en una de mis piernas, pero mi padre en un cruel destino, termina enredándose con la red de pesca hundiéndose lentamente a su muerte. — ¡Papa! ¿en donde estas? — grité desesperadamente al ver que no estaba conmigo. Quería ayudar a mi padre, pero no sabía exactamente dónde estaba y eso era malo, no podía verlo y cada segundo que pasaba, él se hundía más y más… — ¿papa? Mi padre estaba desmayado, el impacto lo había dejado inconsciente así que tampoco podía hacer nada para salvar su propia vida, era un desastre y en verdad estaba asustado de perder al hombre que me dio la vida. — ¡no, por favor, que alguien me ayude! Solo podía rogarle a Dios o cualquier ser que me ayudara, que salvara a mi padre, pero ninguno acudió, o eso parecía, porque de repente el agua se comenzó a comportar de forma extraña, las olas y la marea, el agua dejo de sacudirse como es naturalmente y eso fue lo que pude notar. — ¿Qué está pasando? No era normal que el océano se calmara, eso fue lo que más me extraño, pero de repente, una enorme cola de pez sale de la nada y me golpea levemente, cuando me fijé, una hermosa sirena, salé a la superficie con mi padre inconsciente en sus brazos, ella lo sostenía y yo no lo podía creer que un monstruo nos ayudara, las sirenas no salvan humanos, estaba tan impactado que no podía decir nada, ni siquiera le dije “gracias” pero la sirena si dijo algo… — ¿puedes nadar? — me pregunta la sirena. — no te asustes… — eh… un poco, me lastimé la pierna… — respondí aun sorprendido de haber visto a una sirena con mis propios ojos. La sirena que aun cargaba a mi padre inconsciente, tenía toda la intención de ayudarnos, no era hostil. — Comprendo, llevaré a tú padre a la costa más cercana y regresaré por ti. — me dice la sirena al alejarse. — Espera… ¿Cómo sé que no estas mintiendo? — dije al tomarla de su mano. — las sirenas no ayudan a los humanos. — Solo confía. — me dice ella al sonreírme. — volveré. — Yo… esta bien. No sabía si creerle, las sirenas por lo general son comedores de hombres, ella perfectamente pudo haberme mentido y haberse llevado a mi padre al fondo del lecho marino para comérselo y luego venir por mí para darme ese mismo destino, eso era lo más probable, no sé si era su voz o su belleza, pero, en ese momento, no sentía que esa sirena fuera un monstruo, cuando la mire a los ojos, me di cuenta de dos cosas, ella tenía los ojos azules más hermosos del mundo y la segunda cosa que pude ver, era que ella, en verdad no tenía intenciones de hacernos daño. Con el paso de los minutos, comencé a cansarme y mis miedos comenzaron a invadirme, ¿Qué pasa si ella no viene por mí? ¿tal vez se comió a mi padre y está esperando a que me ahogue?... una sirena es el mayor miedo de un pirata, ellas engañan a los marineros con su belleza y su cantar para comerlos. — Carajo… creo que estoy muerto. — dije en voz alta mientras aun me mantenía a flote. Y de repente, esa hermosa chica, salé del agua, diciéndome. — ¿así?... Yo me asusté, porque, aun no sabía que esperar, tener en frente a una creatura marina conocida por comer hombres, no era fácil y sinceramente aun no confiaba en ella. — ¡Ah! ¿en dónde dejaste a mi padre? — le pregunté sobre saltado cuando ella asomo su cabeza del agua. — Oh… creo que ya te lo dije, lo dejé en la orilla, está vivo, dame la mano te llevaré con él. — me dice ella. La sirena me extiende su mano, pero, yo, tenía miedo de dársela, mi instinto me decía que ella, era muy peligrosa, pero, esa sirena, me dijo algo, que jamás pensé escuchar. — ¿tienes miedo? — me pregunta la sirena. La sirena era hermosa, de cabello rubio ojos azules, rostro y piel de porcelana, pero, así son todas las sirenas, mujeres hermosas que matan hombres, ¿Quién no tendría miedo? — Pues… señorita, los humanos y las sirenas no tienen una buena reputación, tengo el presentimiento que usted me matará. — dije tímidamente. La chica comenzó a reír y me dio la razón. — Hahaha… tienes razón joven, no negaré que podría arrastrarte al fondo del mar y devorarte cuando te ahogues, pero… no lo haré. Diablos, creo que ahora sí estoy muerto, pero de todas formas me iba ahogar, me estaba agotando y mi cuerpo ya no podría seguir manteniéndose a flote, si la sirena no me mata, me mataría el cansancio. — Muy bien, confiaré en ti. — dije al darle mi mano. La sirena me toma de mi mano derecha y como si fuera un delfín me arrastra por muchos metros hasta la playa que estaba cerca de la costa en donde había dejado a mi padre, tal y como ella lo prometió. Cuando toqué la tierra con mis pies, me relajé mucho, estaba cansado y mi mente no podía creer que una sirena, una de las creaturas marinas más letales del mar, nos salvara de morir ahogados, pero más que eso, la sirena, quería ayudarme con la herida. — Déjame ver la herida en tu pierna joven humano. — me dice la sirena. la chica no quería salir del agua, pero, después de todo lo que ella hizo por nosotros, entendí que podía confiar en esa hermosa sirena, así que me acerqué de nuevo a la orilla y le mostré mi pierna lastimada. — Una roca filosa me corto la rodilla, dudo mucho que me recuperé, tal vez con mi mala suerte, me amputen la pierna. — dije bastante preocupado. La sirena se me acerca y pone su mano derecha en mi herida y con un lenguaje mágico de las profundidades del mar, ella me sana por completo con un cantar hermoso. Mi corte ya no estaba y mucho menos el sangrado, la hermosa sirena me salvó y me curó, ¿Quién era ella? No podía dejarla ir sin que me lo diga. — Perfecto, tu padre y tú estarán a salvo, procura no lastimarte de nuevo… — dice al nadar y alejarse. Yo le grito desesperado a la sirena para que al menos me diga su nombre. — ¡espera! ¡cómo te llamas! la sirena me mira y regresa para decirme su nombre, y con una voz seductora y hermosa, la sirena, se presenta como… — Me llamo Libia … Libia, que hermoso nombre, dicen que quien se enamora de una sirena está muerto, pero, si ese es el precio por estar con ella, me da igual. — Libia … me llamo Oliver Pie. — dije maravillado por su nombre. — Muy bien, Oliver, nos vemos… — ¡espera! — grite — ¿volveremos a vernos? Y ella no dijo nada, solo me sonrió y se marchó, llámenme loco por enamorarme de una sirena, pero, ahora lo único que quiero es volver a verla y decirle lo que pienso. Pasaron los meses después del accidente en el bote y el rescate por parte de Libia, jamás le conté a mi padre sobre que nos salvó una sirena, sentía que debía ocultar ese detalle, así que solo inventé una excusa y dije que yo fui quien lo salvó; para mi padre, solo fue un accidente muy común, en la isla de Borbón hay muchas rocas que sobre salen del agua y si no te fijas a tiempo puedes chocar y caer al mar. Pues para mí no fue una desgracia, más bien fue como algo bueno, porque desde ese momento en el que conocí a Libia, mi vida daría un giro completo. — Adiós padres, me iré a pescar. — me despedí de mis padres al salir de la taberna a muy tempranas horas. — ¿otra vez? Admiro tus ansias de pescar hijo, pero, tu madre y yo nos preocupa que te suceda lo mismo que nos ocurrió ese día en que chocamos. — comenta mi padre. — No pasa nada, desde entonces he prestado más atención padre… Cada día, me dirigía a pescar al lugar en el que conocí a Libia con la esperanza de volver a verla y platicar con ella, pero, como siempre desde hace meses, Libia no apareció. — Supongo que este día tampoco la volveré a ver. — dije muy desanimado mientras recolectaba las redes. Antes de regresar al muelle de la aldea, me quedaba un tiempo extra en la playa cerca del mar, intuía que, si estaba en un lugar alejado de todos los habitantes de Borbón, por lo menos Libia me saludaría, pero como era de esperar este día, no pude ver a esa hermosa sirena. — Es una pena, hoy tampoco la vi. — dije desilusionado, pero con las esperanzas intactas de algún día volver a verla. Antes de irme, siempre le dejo un mensaje a Libia escrito en la arena. “Hoy no te vi, pero sé que volveremos a estar juntos” Y regresé a mi casa para trabajar en la taberna, en la mañana siguiente y como ya era costumbre, regresaba a pescar con las esperanzas de ver a esa sirena, y como siempre, no la vi, así que, al finalizar el día, comencé a dejarle otro mensaje en la arena. “hoy fue un día hermoso, pero ojalá te hubiera visto” Nuevamente en la mañana siguiente, regrese a pescar en el mismo sector y al finalizar el día, le deje otro mensaje a Libia. “las olas estuvieron tranquilas, pero mi corazón sigue turbio” Y así continúe durante semanas, cada día, le dejaba mensajes en la arena, algunas no duraban mucho por la marea alta o por la lluvia, pero, tenía la corazonada de que Libia si los leía. Una mañana friolenta, me estaba despidiendo de mi madre para ir a pescar y cuando estaba buscando mis anzuelos, mamá descubre mi secreto. — Oliver, ¿de quién estas enamorado? — me pregunta mi madre. — ¿Qué? Haha… ¿de qué hablas mamá? — dije nervioso. Si mi madre descubría que amaba a una sirena, ella me lanzaría al horno vivo, mi madre siempre fue algo estricta con las chicas con las que hablaba, si descubría sobre que su único hijo estaba enamorado de una sirena, una creatura marina famosa por comer hombres, se desmayaría y entraría en la locura. — No me mientas Oliver, soy tú madre puedo notarlo en tu mirada, te vez más feliz y nervioso, todos los días te vas a pescar y regresas a casa a tardes horas, eso no es propio de mi perezoso hijo… ¿Cómo se llama esa chica que te tiene tan ocupado? Mi madre, muchas veces me ha mencionado el hecho de que ya era hora de sentar cabeza y darle nietos, lo cual, no podría, nunca antes una chica me dejo tan enamorado como Libia , si ella no fuera una sirena y solo fuera una doncella común y corriente, por supuesto que estaría intentando conseguir su corazón, casarnos, vivir juntos, tener hijos y tener una vida, pero, tristemente, Libia era una sirena y yo un simple humano y la verdad, eso no me importaba, Libia era la única chica con la que deseaba estar. — Me descubriste madre, la chica que me gusta se llama Libia, pero, no importa cuánto voy a visitarla ella no se deja ver, por así decir… — respondí con una verdad a medias. — Bueno hijo, el corazón de una mujer se consigue con muchas cosas, pero, la paciencia es una de ellas, si te rindes entonces fracasaste, pero si luchas, ese esfuerzo te recompensará. — me dice mi madre mientras me entrega una rebanada de Pie de calabaza. — ¿pie de Calabaza? — reaccioné al tomar el postre. — Es para esa chica, a las chicas más hermosas se les deben conquistar con dulzura. Creo que ese fue el mejor consejo que jamás pude escuchar, sin dudas mi madre era la experta en el amor, porque su consejo me permitió volver hablar con Libia y no me van a creer como. — Gracias madre, me retiro por ahora… — Suerte hijo… Ese mismo día, regresé a pescar y no vi a Libia, pero en tierra, sucedió algo que no podía creer. Puse el pastel sobre un plato de madera, y le dejé una nota a Libia. “mi madre me dio este Pie para ti, espero que te guste Libia” En ese momento, me quedé esperando por si ella se aparecía y sin darme cuenta de la hora, comencé a quedarme dormido, la arena de la playa era tan suave y el sonido de las olas tan relajantes, que, sin más, comencé a yacerme del sueño. Cuando abrí mis ojos, me di cuenta que ya era de noche. — Mierda, es de noche… mis padres me van a matar. — dije al levantarme sobre saltado por lo tardé que era. Pero al tomar mis cosas y dirigirme a mi bote, pude ver que en el plato donde había dejado el postre, estaba vacío y al lado había un mensaje escrito en la arena, Libia, sí había estado conmigo ese día. — ¿Libia? — susurre feliz de ver el plato de madera sin el Pie de calabaza. “gracias Oliver, dile a tu madre que estuvo delicioso” Y después de eso, todos los días, mi madre y yo preparábamos deliciosos pasteles para Libia, ella no quería que yo la viera por alguna razón, pero, siempre me dejaba notas como las mías, escritas en la arena. “me encantó el Pie de Mora” “trae más Pie de calabaza” “gracias por las tartas” “ojalá ir a tu taberna y comer más de tus panecillos” No sabía porque Libia no quería que la viera, tal vez, ella no confiaba en mí, pero, si la hacía feliz con los postres que mi madre y yo orneábamos, creo que eso era suficiente para mí, aun así, siempre le dejaba contestaciones en la arena, junto con lo que sentía por ella. “me alegra que te gustara” “compraré más frutos rojos y te hornearé un rico Pie” “¿alguna vez volveremos a vernos?” “ Me gustaría permanecer en el mar para estar contigo” “mi madre no deja de preguntar por ti, creo que le agradas” “espero que algún día podamos vernos” me sentía feliz y triste, porque, aunque tenía contacto con Libia, ella no se aparecía, cada vez que le dejaba un pastel, me sentía mal, porque al parecer no volvería a ver el rostro perfecto de esa sirena, pero estaba equivocado, porque un día, cuando estaba en mi bote pescando, una hermosa chica salé del agua y sube conmigo, era Libia, tan hermosa como siempre. — Buenos días Oliver Pié, ¿Cómo estás? — me dice ella al subir sin avisar a mi bote y saludarme con una hermosa sonrisa. Yo me quedé tan impactado que me desmayé, no esperaba volver a ver a Libia después de tanto tiempo y mucho menos verla de repente, ¿Por qué ahora? ¿Por qué se dejó ver después de tantos mensajes y pasteles? Mi mente no lo comprendió y solo colisioné de la impresión. — Oye… ¿Qué te pasa? — me pregunta Libia preocupada al ver como de la impresión me desvanecía hasta perder la conciencia. Todo fue muy rápido, pero, me alegra que, al fin, pueda al menos cruzar palabras con esa hermosa sirena y no puedo esperar para despertar y decirle cuanto la amo.
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Índice
Capítulo 1 El origen de PIE Capítulo 2 Pesca Capítulo 3 Con mis propios ojos Capítulo 4 Libia la sirena Capítulo 5 El inicio de una relación Capítulo 6 Escoge lo que quieras, el mar invita Capítulo 7 Cocinando con ella Capítulo 8 Infames Capítulo 9 Una noche complicada Capítulo 10 El patrón Capítulo 11 Mala paga appCapítulo 12 Hundido appCapítulo 13 Cocinero pie appCapítulo 14 Sin decir nada appCapítulo 15 Beso de ida appCapítulo 16 Bienvenido cocinero pie appCapítulo 17 Soy el nuevo appCapítulo 18 Mi área de trabajo appCapítulo 19 Alta mar appCapítulo 20 Pollo desplumado appCapítulo 21 Ninguno va a dormir appCapítulo 22 Rata appCapítulo 23 El origen de la guerra: appCapítulo 24 Comodoro appCapítulo 25 Con el paso de los días en el mar appCapítulo 26 Marinero pie appCapítulo 27 Espadachín de abordaje appCapítulo 28 El sacrificio de lucho appCapítulo 29 El asesino de napoleón appCapítulo 30 El enamorado de una sirena appCapítulo 31 Acabamos appCapítulo 32 Descansa un rato appCapítulo 33 Un poco de crédito al cocinero appCapítulo 34 Santa marta appCapítulo 35 El diablo appCapítulo 36 El soplón de la luciérnaga azul appCapítulo 37 Hombres de la luciérnaga azul appCapítulo 38 Azúcar appCapítulo 39 Servicio especial appCapítulo 40 Un monstruo en el burdel appCapítulo 41 Mal momento para disfrutar de una mujer appCapítulo 42 Palabras en francés appCapítulo 43 Incertidumbres appCapítulo 44 El llamado de un hombre appCapítulo 45 Arriesgado solo por ella appCapítulo 46 La única esperanza appCapítulo 47 Un saludo especial appCapítulo 48 Sin azúcar appCapítulo 49 Un viaje rápido appCapítulo 50 Velocidad appCapítulo 51 La llegada de la marea appCapítulo 52 Ropa limpia appCapítulo 53 Renegados appCapítulo 54 Trato a futuro appCapítulo 55 A los tragos appCapítulo 56 Igual que cinco hombres malos appCapítulo 57 ¿Un héroe? appCapítulo 58 Magnifica batalla appCapítulo 59 Un vino en el balcón appCapítulo 60 Huir de un monstruo appCapítulo 61 El cantar de oliver appCapítulo 62 La lucha de las olas appCapítulo 63 Colisión appCapítulo 64 La tragedia y el origen app
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