"Tranquilízate y escúchame", dijo Edgar frunciendo el ceño. Yamila estaba tan cerca de él que casi no podía contener las ganas de abrazarla.
Yamila apretó los dientes y se lanzó hacia adelante para besar sus labios. Lo besó apasionadamente y acarició su cuerpo. No pasó mucho tiempo antes de que Edgar empezara a respirar pesadamente.
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