Giselle se quedó con la mirada perdida. Sólo iba a intimidar a Yamila. Pero ahora estaba indefensa en sus manos.
—No tengo mucha tolerancia. Siempre he creído en el ojo por ojo. Perdí a mi hijo por culpa de todos ustedes. Es justo que ustedes reciban lo que yo recibí entonces, ¿no?
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