Capítulo 57 No puedo salvarlo
—¿Qué pasa, Edgar? —Giselle le tendió la mano, pero en cuanto lo tocó, se apartó de forma instintiva de sus fríos dedos.
—Nada. Deberías descansar primero. Tengo algo más que atender. —Con eso, Edgar se preparó para salir de la habitación.
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