Capítulo 145 Atrapados
La mirada de Giselle vaciló. De hecho, estaba tan nerviosa que los latidos de su corazón se aceleraron involuntariamente.
—¡Claro que sí, Edgar! —Le dedicó su sonrisa más hermosa y se negó a soltarle la mano—. Volvamos. Podemos hablarlo cuando estemos en casa.
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