Capítulo 156 No puedo tener un ataque
—En ese tiempo yo no era el mismo hombre que soy ahora, hace tres años era un hombre que solo pensaba en trabajar en ganar casos, por lo que cuando tu padre solicitó verme en su lecho de muerte se me hizo raro. Yo soy abogado especializado en casos corporativos, pero él pidió por mí, así que al llegar junto a él no solo me contrató y me contó su secreto, también me hizo responsable legal de ambos, pero yo no tenía tiempo para encargarme de niños. Odie la idea, pero no podía negarme, él ya había muerto y la familia restante Dassault, les hubiera quitado todo, por eso el padre de ambos no los dejo a cargo de ninguno de ellos, sabía que yo podía ser un arrogante hijo de puta, pero me aseguraría de que nada les faltara — Edward se paró de su sillón caminando hasta la cantina y tomando un vaso el cual sirvió con dos dedos de su whisky favorito, volviéndolo a llenar antes de volver a la mesa donde y a su lugar junto a los dos jóvenes y seguir hablando — A Adrien lo mantuve en el internado hasta que fue mayor de edad, al fin y al cabo él vivía en Europa y es normal entre los europeos enviar a sus hijos a internados, eso solucionaba el que yo no radicara en Francia, sino aquí en América— explicó a Adrien, antes de fijar su atención en la joven, en ese momento Edward sentía que poco a poco algo iba soltándose de él, sintiéndose más liviano — Y a ti Arlene te instale en un apartamento aquí en Nueva York para tenerte más cerca, busque una niñera o una ama de llaves que cuidara de ti y te metí en un nuevo instituto en la ciudad.
Arlene asintió mientras observaba a Adrien intentando descifrar si la odiaba por ser la hija secreta de su padre. Ella ya no tenía ninguna duda de que Adrien y ella eran medios hermanos.
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