Capítulo 192 ¡Erick…!
Las caderas de Arlene se mantuvieron quietas a pesar de que la joven deseaba ondularlas, a causa del placer que la lengua de su amante le prodigaba en cada lamida, en cada succión que le daba.
—Erick…— dejo que el nombre, su amante, se deslizara con facilidad por su garganta, tirando de su cabello, sintiendo, arañando parte de su espalda al no poder mover sus caderas, era la primera vez que Brennan se tomaba el tiempo de enloquecerla, era como si quisiera colarse por completo en su lama, tatuarse bajo su piel, en su sangre.
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