Capítulo 170 Cáncer, peligro, miedo - mddos
Salí sobre las cinco de la mañana, sonreí cuando le dije a Verónica que era mejor que me dedicara al trabajo desde la madrugada para evitar un dolor de testículos, por no hacerle el amor, más por lo acostumbrados que estamos a nuestro infaltable mañanero.
—Patrón, ¿por qué tan madrugador? —saludé a Jacinto. Me puse el sombrero.
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