Capítulo 122 La gente siempre cambia
Ese momento… Fue como si toda la sala se quedara en silencio. El vino empapó al instante el pecho de Jocsán, y luego bajó hasta los pantalones de su traje… El rostro de Jocsán se puso tan negro como el fondo de una olla. Julia y los demás abrieron los ojos.
Era claro que tenía la intención de salpicar de vino tinto el vestido de Andrea para hacerla quedar mal, pero al final, ¡esta mujer se atrevió a tirar con descaro el vino encima del Noveno señor para bloquear el desastre!
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