Capítulo 34 Astuta, despiadada y vanidosa
—Cálmese. —La tranquilizó con suavidad la Señora Lacerda—. ¡Ahora no es el mejor momento para matar a Maya! Actuar ahora sería demasiado y levantaría sospechas.
Marisol la miró contrariada. La Señora Lacerda miró a su alrededor, luego se acercó a su oído y le dijo unas palabras. Muy pronto, la expresión de Marisol se suavizó.
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