Capítulo 100 100
Eirik nos guió a cada uno de los lugares que conocía. Sabíamos que había más, pero avanzábamos lo más rápido posible, destruyendo cada nido. Cada vez que Graham y los demás incendiaban esas horribles criaturas, no podía evitar que una sensación de pesadumbre me invadiera. Pensaba en las madres a las que les habían arrebatado a sus hijos y en la profunda cicatriz que llevarían por siempre.
Cuando llegamos al último sitio, todo era diferente. El ambiente se sentía pesado, como si el aire mismo estuviera cargado de oscuridad. La energía era densa, perturbadora, como una sombra que se aferraba a nuestra piel.
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