Capítulo 63 Partituras
Era en verdad extraño para Jorge que una mirada así apareciera en una chica de diecinueve años. Ni siquiera aquellos peligrosos criminales de Montecristo, acostumbrados al derramamiento de sangre y al asesinato, podían igualarla.
Al día siguiente, a mediodía. Isabella regresó a su habitación tras terminar de comer. Miró su teléfono, que estuvo intacto en el sofá toda la mañana. Al recogerlo, se dio cuenta de que se quedó sin batería. Lo enchufó y lo encendió. Descubrió que tenía más de cien llamadas perdidas de todo el país.
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