Capítulo 21 La búsqueda de Jaime de información de contacto
Lilia pensó que la comida estaba insípida. No comió mucho. Isabella podía sacar con indiferencia trescientos, lo que equivalía al sueldo mensual de su madre. Ella ni siquiera tenía esa cantidad para varios meses de dinero del bolsillo.
Lilia giró la cabeza para mirar a Isabella, que volvía a su habitación. De la cabeza a los pies, Isabella iba vestida con ropa de marca con la que ella solo podía soñar. Por mucho que lo intentara, no podía entender cómo de repente Isabella ya no era ni tonta ni débil, e incluso era capaz de ganar mucho dinero.
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