—Tu padre no creía que fueras su hija. Tampoco crees que estés relacionada con nosotros. ¿Qué puedo hacer? ¡Solo puedo arrojarte esta pila de certificados de identificación a la cara para que veas bien la verdad!
Los labios de Camila temblaron de sorpresa mientras miraba significativamente a Basilio. Basilio tenía la mirada fija en ella y sus ojos se cruzaron. Camila desvió la mirada primero. La joven se aclaró la garganta y dijo:
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