Dámaso la miró con indiferencia y no dijo nada. Pero él le entregó sus utensilios obediente. Tras tomar sus cubiertos, Camila tomó el plato con cuidado. Cortó un trocito de salmón con salsa cremosa de eneldo y se lo acercó a los labios.
—Abre la boca.
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