Capítulo 1 Prefacio
Merrick se encuentra en la celebración de una fiesta sencilla, pero importante. El nacimiento de una nueva princesa es un acontecimiento que se celebra, ya que las mujeres tienen una importancia muy especial en Zondeya, ya que se les considera seres llenos de sabiduría, amor y de una energía particular que es la responsable de mover el universo.
En Zondeya, a través de los milenios, se agradece por un príncipe, pero se celebran las princesas.
Se acerca a la cuna cubierta por una fina tela transparente, la pequeña duerme plácidamente a pesar de la música de las cítaras y los timbales, puede ver los rasgos finos de la madre, una reina llena de fortaleza y sabiduría que le ha dado veinte largos años de paz al reino.
El rey Solomon se acerca a Merrick con el pecho inflado de orgullo y le da unas palmaditas en el hombro.
—Dime si no es una preciosura como su madre.
—Ciertamente sí, su majestad, y presiento que la princesa tendrá un papel importante en el reino cuando llegue a la adolescencia, tienes una familia fuerte.
—Todo se lo debo a los dioses, han sido benévolos con mi reinado y mi familia —sonríe al ver a su pequeña quejarse dormida y luego mira a Merrick—. ¿Será que el dios Eróstenes tiene una bendición para mi hija?
—Seguro que sí, majestad. Pero yo sólo soy un emisario, mi mentor es quien debe darle la bendición a la princesa. Enviaré un mensaje esta misma noche para informarle de tu petición, mi rey.
—Gracias Merrick, eres un aliado fiel y un gran amigo.
El rey se aleja de allí para ir a sentarse con su esposa, quien permanece sin moverse porque aún está convaleciente del parto. Merrick se gira para ir a la mesa que se le ha asignado junto a los grandes líderes del reino, pero se encuentra con unos ojos oscuros que lo alertan demasiado.
En Avarnia muchos de sus habitantes tienen el color de los ojos o el cabello de un color en particular. Los ojos oscuros se le atribuyen a las brujas, hombres lobos que casi están extintos y a los poseídos, por eso no duda en negarle el paso a la mujer hasta conocer sus intenciones.
—Dime, mujer, ¿quién eres y de dónde vienes? —su voz profunda alerta a los guardias que rodean la cuna, ante el silencio de la mujer, Merrick golpea el piso con su báculo de cedro y extiende los brazos para proteger a la princesa.
La mujer se ríe con una carcajada grotesca y que hace estremecer la luz de las velas, los reyes se ponen de pie de inmediato, pero quien camina hacia ellos es la reina Loane.
—¡Habla, mujer! Y es mejor que sea pronto o saldrás de este castillo escoltada por los soldados.
—¡Ilusa! ¿Acaso crees que estos simples soldados de Zondeya pueden con una de las brujas más poderosas del Mundo Oscuro? —extiende sus brazos y revela su verdadera identidad—. Soy la bruja Velania, hija de Olalia, y he venido a darle un don a la princesa.
—No necesitamos de los dones del Señor de las Sombras —dice la reina con firmeza.
—Para mi Señor no es necesario que le pidan un don, él lo da y con gran gusto por cierto —la bruja se mueve por el rededor para lograr ver a la princesa y levanta sus manos invocando un poder—. O potens umbrarum dominus, da potestatem tuam —todos en la sala se quedan petrificados por el horror de ver una bruja allí, pero no Merrick quien baja los brazos para poder pelear con la bruja—. Yo, Velania, hija de Olalia, le otorgo a este ser el don de no poder amar jamás a la pareja destinada, y si un día llegase a amar… ¡Que el sueño eterno de los dioses la castiguen por tal afrenta contra el Señor de Todo, Raven!
Merrick lanza el contraataque para que la bruja no lance el conjuro a la princesa, Velania lo mantiene en una de sus manos y comienza a luchar contra Merrick. El salón se vuelve un revuelo, en donde todos corren a las salidas en medio de los gritos.
La reina aprovecha la distracción para tomar a su pequeña de la cuna y correr con ella, protegida por el rey y los soldados, pero Velania usa un truco sucio para hacer que Merrick caiga al suelo y los apunta con la mano libre.
—¡Deténganse allí! ¡No pueden evitar que la princesa reciba el don!
Como nadie se detiene, lanza el don hacia la reina junto a su hija… pero en un acto por completo heroico y desinteresado, Merrick se libera de la serpiente de sombras que le impide mover los pies y salta, recibiendo de lleno el conjuro de Velania.
—¡¡Merrick!! —se oye el grito del rey, quien intenta correr hacia su amigo, pero el poder del conjuro que lo envuelve los detiene a todos.
Merrick es envuelto por una oscuridad que lo hace levitar unos segundos y luego cae al suelo, su cabello antes rubio ahora se ha vuelto castaño, Velania levanta las manos para conjurar de nuevo, por completo llena de ira por el sacrificio del mago, pero Merrick hace uso de magia prohibida.
—O potentissime Domine Erosthenes, da potestatem tuam —levanta su báculo y se llena de un poder jamás visto por los reyes—. Petre aeternum —lanza el hechizo a la bruja quien intenta escapar, pero es alcanzada por el poder y queda convertida en piedra.
Merrick, aún débil por el conjuro del que fue víctima, posa su mano sobre la cabeza de la estatua y unos segundos después separa la mano espantado.
—¡Explodere! —la estatua se hace pedazos, Merrick se gira para tranquilizar al rey, pero cae inconsciente.
Al abrir los ojos nuevamente, está rodeado por la guardia personal del rey, se sienta en la cama alterado, pero las suaves manos de la reina lo calman. Al ver su sonrisa sabe que todo va bien, al menos con ellos.
—¿Y la princesa?
—Aquí —le señala la cuna que está a su lado y que no había notado—. Tienes cuatro días inconsciente, en los cuales no hemos logrado separarla de ti. Una de las hechiceras de la diosa Marla nos dijo que es por el vínculo que se ha creado entre ustedes, por…
—Mi sacrificio —termina Merrick, suspira y se recuesta otra vez—. Pero sólo será hasta su primer año, luego de eso debo hacer un conjuro en un objeto personal de la princesa, para que pueda separarse de mí.
—Lo lamento tanto, Merrick… la misma hechicera intentó quitarte el embrujo de Velania, pero me dijo que era magia antigua y muy oscura, que nadie puede quitarte, a menos que sea sirviente de Raven.
—Y yo no arriesgaría el reino sólo por un capricho. En mis doscientos años de vida, nunca he amado y sé que jamás experimentaré ese sentimiento, no debes preocuparte por mí, majestad.
—Ay, primo… no sé cómo agradecerte lo que has hecho por mi pequeña —Loane se lanza a los brazos de su primo y llora por él.
—Tranquila, fue lo más acertado, tu hija está destinada a un buen príncipe, que creará una alianza jamás esperada y eso hará que toda Avarnia se sienta gozosa, pero no el Mundo Oscuro, por eso querían hechizarla.
—Sólo espero que un día puedas quitarte eso de encima —Merrick se levanta y camina para ver a la princesa con sus bellos ojos azules como el más puro lago.
—Por ahora ella es mi prioridad.
De momento nada de lo ocurrido es importante para Merrick, quien sigue creyendo que ninguna mujer llegará a su vida para ser su pareja destinada.
Que equivocado está.