Capítulo 46
Al escuchar esas sencillas palabras cargadas de rencilla, la primera reacción del magnate, fue sostener más fuerte la mano de Alessandra, hacerse a un lado, ignorar e intentar alejarse, no obstante, el alto hombre de piel bronceada, volvió a cortarles el paso con una sonrisa socarrona y al percibir la tensión y las fulminantes miradas entre ambos, la castaña se horrorizó todavía más.
—No me digas que vas a ignorarme—dijo el pelinegro de ojos verdosos, fingiendo indignación y viendo con sumo interés, la mano de Dominic que sostenía con fuerza la de la hermosa mujer a su lado.
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